En la cuenta oficial de Instagram @escriba1906, el maestro pastelero Christian Escribà no se ha mordido la lengua y ha dicho lo que muchos en el sector piensan, pero pocos se atreven a confesar: está harto de las modas pasajeras de la repostería. Según explica, el chocolate Dubái, el omnipresente lemon pie y la versión pastelera del Kinder Bueno ya no le inspiran ni le parecen un camino que aportar a la gastronomía. Su mensaje es claro: ha llegado el momento de volver a la pastelería más auténtica, la de siempre, la que conecta con la memoria, los sabores familiares y la esencia de la tradición. Un discurso que ha calado hondo en sus seguidores, que ven en esta declaración una reivindicación de lo que realmente importa: postres de verdad, con alma y con historia.
El pastelero Christian Escribà dice claro lo que muchos piensan
Para dar forma a esta declaración de intenciones, Escribà presenta un postre que está causando sensación: el Cardenal, que describe como “el suizo convertido en pastel”. Se trata de una creación que respira clasicismo y al mismo tiempo sorprende por su intensidad. En su interior nos encontramos con un bizcocho de melindro esponjoso, ese clásico catalán que forma parte del imaginario dulce de varias generaciones. Lo acompaña una nata fresca y ligera, coronada con un merengue gratinado que aporta textura, color y un sabor caramelizado inconfundible. Para rematar, una abundante salsa de chocolate que se vierte generosamente y convierte cada bocado en un festival de contrastes: suavidad, cremosidad y el punto justo de dulzor.
Este pastel no es un invento reciente ni una ocurrencia de moda; es, como subraya el propio Escribà, una reivindicación de la pastelería de raíces, aquella que se ha transmitido de padres a hijos, que está en la memoria colectiva y que no necesita artificios para emocionar. Con el Cardenal, se rescata la idea de que un postre no solo debe ser bonito en redes sociales, sino también tener sabor, carácter y autenticidad. Es un guiño a los cafés de antaño, a las meriendas familiares y a la repostería que se disfrutaba sin prisa.
Escribà reivindica la pastelería de toda la vida que se disfruta sin prisas
Además, Escribà ha confirmado que este postre ya se encuentra disponible en todas las pastelerías de su grupo, lo que significa que cualquiera puede acercarse a probarlo y comprobar que su apuesta por lo tradicional no es solo un discurso, sino una práctica real. Para muchos, representa una especie de vuelta a casa, un recordatorio de que no todo lo nuevo es mejor y que la repostería también puede emocionar con fórmulas sencillas y bien ejecutadas.

Con este movimiento, Christian Escribà lanza un mensaje contundente: la verdadera innovación está en no olvidar de dónde venimos. Y el Cardenal, con su bizcocho de melindro, su nata, su merengue gratinado y su chocolate, es la mejor prueba de que la tradición, cuando se hace con pasión, nunca pasa de moda.