Ir al supermercado no es una tarea fácil. De hecho, la mayor parte de las veces es una rutina diaria o semanal que nos genera pereza y que queremos esquivar como sea. Una norma que tenemos que tener clara siempre, sea quien sea el cliente y las condiciones, es leer bien el etiquetado o preguntar al responsable cuando tengamos dudas. En las personas celíacas eso es todavía más fundamental. Descubrimos a través de expertos nutricionistas y testigos la realidad del etiquetado de los productos sin gluten y cómo funciona el sistema de la lectura de etiquetas alimentarias desde la perspectiva de las personas con celiaquía.


Saber interpretar correctamente la información de los productos es esencial para evitar la ingestión accidental de gluten y, por lo tanto, riesgos para la salud. Con la ayuda del experto Cristóbal Pérez y los testigos presenciales de dos personas celíacas, Marta, Esther y Eva, abordamos las claves legales y prácticas de esta tarea cotidiana. Según explica Cristóbal, la normativa europea establece dos reglamentos relevantes: el Reglamento 1169/2011, que obliga a identificar los alergenos (como el gluten) en las etiquetas, y el Reglamento 828/2014, que regula el uso de la mención “sin gluten”, permitida solo si el producto contiene menos de 20 partes por millón (ppm) de gluten. Eso equivale a menos de 20 mg por kg de alimento. También se añaden etiquetados no normativos como “puede contener gluten” o “puede contener trazas de gluten”, utilizados por las empresas cuando no pueden garantizar la ausencia total de contaminación cruzada.

La lectura de etiquetas no es solo una cuestión legal, sino una rutina constante para las personas celíacas. Los testigos exponen la dificultad en interpretar etiquetas cambiantes, especialmente cuando las empresas modifican la composición, el fabricante o el proceso de producción de un producto habitual. Esta incertidumbre puede provocar errores y contaminaciones no deseadas, incluso en productos inesperados como legumbres, condimentos o tomates fritos. “Cada compra implica leer todos los ingredientes, estabilizantes, los aromas y un largo etcétera y, así todo, hay alimentos que no compras por una intuición de trazabilidad”, expresa Esther. Sobre todo las primeras compras en el supermercado, en las cuales “cometes muchos errores porque no estás acostumbrado”, tal como dice Eva y que refleja la falta de información y asesoramiento que sufren en este caso las mismas personas damnificadas.

Gluten, celiaquía compra supermercado / Foto: Pixabay
Es fundamental un uso correcto del etiquetado de los productos con gluten y sin / Foto: Pixabay

Por lo tanto, la experiencia vivida muestra cómo, al principio, este proceso puede ser confuso y llevar a malentendidos. La clave está en desarrollar una habilidad casi automática para detectar ingredientes de riesgo (como estabilizantes, aromas o espesantes), identificar símbolos como la espiga barrada y mantener una actitud crítica ante cualquier cambio en el embalaje o la marca. Leer etiquetas es, para muchas personas celíacas, un trabajo invisible, pero constante, que requiere tiempo, atención y formación. Sin embargo, también proporciona seguridad y control sobre la alimentación propia o la de los familiares afectados. Por todo eso, queremos destacar la importancia de la información clara y actualizada, tanto por parte de las empresas como por parte de los consumidores, para garantizar una vida saludable y libre de gluten.