Lograr un bizcocho esponjoso, bien cocido y perfectamente dorado es el sueño de cualquier amante de la repostería, pero quienes se han atrevido a hornear piezas grandes saben que hay un problema recurrente: los bordes se cocinan rápido mientras que el centro queda crudo o hundido. Para evitarlo, la repostera detrás de la cuenta de Instagram @reposteria_casera2 ha revelado un truco que ella define como pura inteligencia repostera. Se trata de una técnica tan simple como ingeniosa, que no requiere complicados ajustes de temperatura ni recetas especiales, pero que puede transformar por completo el resultado de tus creaciones. La clave está en utilizar un elemento que genere un núcleo de calor en el interior del molde, logrando así una cocción uniforme desde dentro hacia afuera.

El truco para hornear bizcochos perfectos

El procedimiento que recomienda es muy fácil de poner en práctica y no necesita herramientas costosas. La idea es colocar en el centro del bizcocho, antes de hornear, un objeto metálico como una cuchara de acero inoxidable o una varilla térmica. Este accesorio, que se puede encontrar fácilmente en tiendas de utensilios de repostería, actúa como un conductor de calor adicional, permitiendo que el centro de la masa reciba temperatura al mismo tiempo que los bordes. De esta forma, el bizcocho se cuece de manera equilibrada, evitando que el exterior se reseque mientras esperas a que el interior termine de cocinarse.

 

 

El funcionamiento de este truco se basa en principios básicos de transferencia térmica. Cuando horneamos un bizcocho muy grande, el calor del horno penetra desde las paredes del molde hacia el interior. El problema es que la parte central queda más protegida por la masa y tarda mucho más en alcanzar la temperatura necesaria para cocinarse. El objeto metálico que colocamos en el centro actúa como un puente térmico: absorbe el calor del horno y lo transfiere directamente al corazón del bizcocho. Así, el tiempo de horneado se optimiza, se evita que la superficie exterior se dore en exceso y se obtiene una textura mucho más homogénea.

Con este método conseguimos que el centro se cocine igual que los bordes

Otro aspecto interesante es que este método no afecta en absoluto al sabor ni a la estética final del postre. La cuchara o la varilla se retiran fácilmente una vez que el bizcocho está listo, y la pequeña marca que puedan dejar en el centro puede cubrirse sin dificultad con azúcar glas, glaseado o cualquier tipo de decoración. Esto lo convierte en un truco discreto y adaptable, perfecto tanto para recetas caseras como para elaboraciones más elaboradas que requieren una presentación impecable.

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Con este truco el centro de tu bizcocho nunca quedará crudo / Foto: Unsplash

En definitiva, este consejo demuestra que en repostería, como en muchas otras áreas de la cocina, la creatividad y el conocimiento técnico van de la mano. Con un gesto tan sencillo como colocar un conductor de calor en el centro de la masa, se consigue resolver uno de los problemas más frustrantes al hornear bizcochos grandes. Más que un truco, es una solución práctica, económica y eficaz, que cualquier aficionado o profesional puede incorporar a su rutina para asegurarse de que cada porción, desde el primer corte hasta el último, esté perfectamente horneada.