Alberto Núñez Feijóo hace equilibrios para que su parroquia no acabe ahogada en un mar de euforia. El cara a cara con Pedro Sánchez ha sido un impulso innegable que ya recogen las encuestas, pero a la vez se puede convertir en una trampa para la autocomplacencia: vender la piel del oso antes de cazarlo. Por eso, después de celebrar la victoria en el ring de Atresmedia, se ha dedicado a mantener la tensión electoral a base de lanzar dudas sobre un posible pucherazo al servicio de Correos en el reparto del voto a distancia alimentando la teoría del fraude, a la vez que ha persistido en la denuncia de los pactos del PSOE con Bildu, "el brazo político de ETA", visitando Ermua en el vigésimosexto aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco.
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El PP gestiona desde el 28 de mayo la alegría del triunfo en las elecciones autonómicas y municipales, a través de las cuales ha podido dar la vuelta al mapa del poder territorial. Ahora bien, para extender lo que los conservadores denominan "tsunami azul" se han tenido que abrazar a Vox, partido con el que han conformado gobiernos en ayuntamientos y comunidad autónomas. Y una de las prioridades de Feijóo ha sido desvincular y marcar distancia tanto como ha podido con estos pactos, que lo han perjudicado durante el primer tramo de campaña. Con todo, la satisfacción de las urnas ha ido acompañada de una ventaja demoscópica respecto de su contrincante socialista. La "derogación del sanchismo" se ha convertido en la gran bandera del Partido Popular, una herramienta de desgaste terriblemente efectiva que exprimió a la perfección durante el cara a cara.
El empuje del cara a cara
A pesar de las acusaciones del PSOE por lanzar "una cascada de mentiras", Feijóo salió del plató de Atresmedia con la cabeza alta, sabedor que había conseguido sorprender a su contrincante saliendo a morder desde el primer minuto de duelo. El entorno de Feijóo se esfuerza por rebajar al máximo la euforia vivida este lunes por la noche. "Se ha ganado el debate pero no las elecciones, que es lo importante y definitivo", afirman desde el búnker del PP, convencidos de que la partida no está ganada.
El objetivo es no caer en la autocomplacencia, el verlo ya hecho. El día después del choque mediático, desde Ciudad Real, el presidenciable del PP andaba pletórico y reconocía en una conversación informal con los periodistas que no se tenía que caer en "la euforia irresponsable". Su equipo defiende que el debate sirvió para "poner las pilas" y "enchufar" a la parroquia antes de la cita en las urnas. "No le ha salido bien a Sánchez", aseguró Feijóo, que destacó que el presidente español no fue capaz de contrarrestar ningún dato.
El llamamiento al voto útil
Después del cara a cara, Feijóo ha invertido mucha energía en lanzar mensajes para concentrar el voto útil hacia el PP, "la única papeleta que sirve para echar a Pedro Sánchez". Es una apelación directa al votante de Vox, trasladándole el miedo de quedarse en puertas de expulsar al "sanchismo" de La Moncloa. Por eso, el llamamiento es a formar un "gobierno solitario y sólido", como fórmula para derrotar al PSOE en las urnas. De aquí que Feijóo haya ofrecido, sin éxito, que Pedro Sáncehz se abstenga si el socialista no es la primera fuerza el 23 de julio, tal como le planteó durante el cara a cara. El candidato a la reelección no ha accedido, recordando que el PP tampoco ha dejado gobernar a Guillermo Fernández Vara en Extremadura.
ETA siempre está, ahora 'que te vote Txapote'
Sea 28-M o 23-J, ETA siempre tiene su cuota de protagonismo electoral. Si bien hace unos meses la presencia de exmiembros de la banda terrorista en las listas de Bildu escandalizó y movilizó al electorado de derecha y extrema derecha, esta vez Feijóo ha mantenido la estrategia de hurgar en los pactos del PSOE con los abertzales a lo largo de la legislatura, remachando el clavo al coincidir la ruta electoral con el homenaje a Miguel Ángel Blanco en Ermua. "Ni el presente ni el futuro de España los pueden imponer los que planificaron, ejecutaron o aplaudieron crímenes como el de Miguel Ángel Blanco. Tampoco los que nunca se han arrepentido, los que se niegan a colaborar en la resolución de tantos asesinatos o los que cobijan a los asesinos", afirmó desde Euskadi.
Con todo, ha habido una expresión que ha hecho fortuna para desgastar a Pedro Sánchez. Acuñada en entornos de la extrema derecha desde hace meses, "que te vote Txapote" se utiliza para demonizar cualquier relación con la izquierda abertzale. Eso ha abierto el debate sobre la idoneidad de utilizar el lema, que hace referencia al nombre del etarra que ejecutó al concejal del PP Miguel Ángel Blanco. Aunque el PP se ha desdicho, su entorno social, igual que Vox, lo utiliza en las redes sociales. De hecho, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), afín a los postulados del PP, ha defendido su uso como muestra de "libertad de expresión del pueblo", mientras que otras entidades, como el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, consideran que, de esta manera, "se banaliza el terrorismo" a la vez que revictimiza a los que sufrieron el dolor de ETA.
Insinuaciones de fraude en Correos
Al más puro estilo Trump, las insinuaciones de pucherazo por parte del PP no son territorio exclusivo del 23-J. Si bien la campaña del 28 de mayo acabó con la presidenta Isabel Díaz Ayuso soltando insinuaciones de fraude electoral, ahora Alberto Núñez Feijóo se ha encargado de sembrar la duda sobre el reparto del voto por parte de los trabajadores de Correos. El PP ha sembrado una sospecha, sin pruebas, instigada por Feijóo y rematada por la secretaria general, Cuca Gamarra. "No tenemos que olvidar la relación directa que hay entre el director de Correos y Pedro Sánchez", ha dicho Gamarra este jueves en los micrófonos de la Cope. Lo que hace el PP es utilizar las quejas de los sindicatos de la ampliación "insuficiente" de los trabajadores para atender la alta demanda del voto por correo. Además, recuerda que al director de Correos lo ha escogido el Gobierno, tal como han hecho todos los ejecutivos —también los del PP, que eligieron Feijóo a principios de siglo—. Sin pruebas, los populares dejan entender que la dirección de la empresa pública de correo postal no está haciendo suficiente por responder a los centenares de miles de peticiones, al margen de los problemas puntuales que está habiendo en el reparto.