Más de un año después de haber asumido la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa se reunirá con el president Carles Puigdemont en Bruselas. La cita será en la delegación de la Generalitat en la capital comunitaria y en un momento político tensionado por la decisión de Junts per Catalunya de no votar iniciativas gubernamentales en el Congreso de los Diputados si no había un cambio de actitud y de resultados copernicano. Mientras, el Gobierno, todo un experto en gestionar los tiempos del relato, ve la reunión de este martes entre el president en ejercicio y el president en el exilio desde octubre de 2017 como un paso para aprobar los presupuestos generales del Estado, Junts, a través de su secretario general, Jordi Turull, explicaba que la cita llegaba tarde y que las ansias de la Moncloa por vender unos inexistentes presupuestos tienen mucho que ver con aquel refrán que dice que, quien tiene hambre, sueña pan.
Como el tiempo en el exilio no transcurre en balde, esta reunión será con el tercer president en ejercicio desde que la aplicación del 155 y la supresión de las instituciones catalanas conllevó su marcha de Catalunya. El primero fue Quim Torra, le siguió Pere Aragonès y, ahora, Salvador Illa, a quien desde Junts se le había recriminado persistentemente que no se hubiera reunido con Puigdemont. Con los dos primeros —Torra y Aragonès— se solía celebrar en Waterloo, ahora será en la delegación de la Generalitat. No es un matiz menor, pero con ello Illa marca también terreno en una visita que se ha tenido que ir agendando precipitadamente estos últimos días. Como su presencia en la inauguración de una exposición de la abadía de Montserrat en el Parlamento Europeo que se concretó el mismo sábado.
"Dije que me reuniría con el president Puigdemont cuando tocara y creo que ahora toca". Esa fue la explicación del president Illa este lunes a la hora de comentar la noticia. ¿Y por qué toca ahora y no, por ejemplo, en la visita que realizó a Bruselas en noviembre de 2024? En aquella ocasión Puigdemont se quejó de que políticamente no le aplica la amnistía. Tampoco le visitó en febrero de 2025, en su segunda visita a la capital comunitaria, en apoyo del reconocimiento de la oficialidad del catalán. Es posible que las vacaciones de Illa en Lanzarote y sus conversaciones con Pedro Sánchez hayan cambiado esa negativa y variado la actitud.
De hecho, Puigdemont e Illa no mantienen ni una relación fluida, ni tampoco afable. Consta una única conversación telefónica de cortesía institucional después de la polémica por el retorno fugaz de Puigdemont a Catalunya, durante la investidura de Salvador Illa en el Parlament. Este mes de agosto se habría producido la segunda conversación telefónica. ¿Depende la legislatura española de esta reunión? Dicho así puede sonar exagerado, pero ganar tiempo es desde hace tiempo el objetivo del presidente Pedro Sánchez, y lograr aprobar los presupuestos, el reto para acabar con la realidad actual: el gobierno no tiene agenda legislativa, ni mayoría para aprobar nada.