Aunque todas las encuestas elaboradas hasta la fecha vienen a coincidir en que el primer secretario del PSC, Salvador Illa, es, hoy por hoy, el candidato mejor situado para ganar las elecciones en Catalunya, con prácticamente dos meses por delante y en un escenario preelectoral tan volátil, cualquier pronóstico hay que hacerlo con mucha cautela. La experiencia demuestra que, históricamente desde 1980, hay siempre más escaños en el otro bando y que solo un candidato socialista ha logrado acceder a la presidencia de la Generalitat —2003 y 2006— cuando ha contado con el concurso de un partido del arco parlamentario perteneciente al bloque contrario, el independentista. Bien es cierto que en aquellas dos ocasiones los bloques eran más ideológicos y el eje central para confeccionar mayorías era desplazar, al precio que fuera, el pujolismo sociológico de la Generalitat y del Govern.

Pero las elecciones municipales del pasado mes de mayo y los resultados de las españolas de julio le otorgan al PSC una preeminencia que solo un movimiento preelectoral contundente puede, aparentemente, llegar a modificar. Con esta mirada como telón de fondo, el PSC ha inaugurado este viernes su XV congreso en Barcelona, previsto desde mucho antes de la convocatoria electoral del 12 de mayo, y que ha transformado en su primer mitin de la campaña catalana ya en puertas. El anfitrión de postín y telonero ha sido el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, un político de nuevo de actualidad en todas las salsas, con atractivo en Catalunya (por más que se le recuerde siempre el apoyaré el Estatut que apruebe el Parlament, cosa que no hizo), y ahora interlocutor tanto con Carles Puigdemont como con Oriol Junqueras, las dos patas imprescindibles para que Sánchez, que clausurará el congreso, pueda gobernar. 

Illa busca transitar de su defensa al 155 de la Constitución en 2017 a la amnistía del 2024, recientemente aprobada en el Congreso de los Diputados

La imagen de Illa con Zapatero y Sánchez en este congreso tiene poco que ver con la de 2019, el anterior congreso, en que el entonces primer secretario Miquel Iceta -hoy disfrutando de un dorado retiro en París como embajador delegado permanente de España en la Unesco- tuvo como enviado del PSOE a Barcelona al entonces secretario de organización José Luis Ábalos, hoy inmerso en un caso de corrupción que está afectando a los cimientos socialistas. Hoy, con Zapatero y Sánchez, Illa busca transitar de su defensa al 155 de la Constitución en 2017 a la amnistía del 2024, recientemente aprobada en el Congreso de los Diputados. Una Ley de Amnistía que el PSOE tuvo que aceptar para mantener la Moncloa y que se ha convertido en un corsé, al menos en España, para remontar la posición de desventaja que tiene con el PP y que han agravado los casos de corrupción.

Veremos si el PSC paga algún peaje electoral por estas dos circunstancias y la agresiva campaña del Partido Popular hace algún tipo de mella en su electorado. Obviamente, los socialistas esquivarán al máximo este debate y pondrán el acento en la necesidad de mejorar la gestión en las áreas en que está más en discusión: desde la sequía a la educación, pasando por la sanidad o la inmigración. Noticias, como la de este viernes, con los seis sindicatos de prisiones pidiendo la dimisión de la consellera de Justícia, Gemma Ubasart, por el asesinato de la cocinera de la prisión de Mas d'Enric por parte de un recluso del centro, el jueves por la tarde, son las que van a dar alas a la oposición y poner en un brete la precampaña de Aragonès. Veremos si esta situación de tensión en las prisiones se reconduce en las próximas horas, que sería lo más probable, o acaba afectando al desarrollo normal del fin de semana, que es cuando hay más visitas familiares y también hay internos que tienen permisos para salir.

Aunque Illa va a jugar la carta electoral del candidato business friendly dispuesto a dar el empujón a todos los proyectos empresariales que por uno u otro motivo o están paralizados o van a trompicones en Catalunya, está por ver que esta carpeta sea el predominante -que será importante, seguro- en unos comicios catalanes que siempre tienen una parte importante del debate público relacionada con el vector nacional y la no dependencia de las decisiones que se adoptan o interesan en Madrid.