Dice el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que es culpa de Pedro Sánchez que España tenga un gobierno fallido, mientras desde Moncloa se responsabiliza directamente a las autonomías del PP de los graves incendios que se han producido en comunidades gobernadas por dirigentes conservadores. Todo para no abordar uno y otro el verdadero problema, que no es otro que la incapacidad del Estado para dar respuesta a los problemas de gestión que atenazan cualquier situación especial que necesite algo más que la burocracia. A veces son los fuegos, otras una DANA y, si no, los baremos de PISA para evaluar las competencias de los estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias.
No son debates nuevos y suelen surgir cuando el Estado español colapsa y es incapaz de ofrecer una solución al invento de la llamada España de las autonomías. Se ve entonces el error de querer clonar 17 autonomías como la manera de contrarrestar el poder que iban a tener Catalunya y el País Vasco. A partir de aquí y vía LOAPA, el Estado encontró la manera de empequeñecer el poder catalán y vasco: que todos tuvieran un poco de poder y así nadie tendría mucho. El sistema estaba llamado a colapsar tanto políticamente como en la gestión de sus competencias. Políticamente, porque no pasaría mucho tiempo hasta que Catalunya y País Vasco se dieran cuenta de que habían sido enredados. Así fue, aunque la respuesta de uno y otro fue muy diferente, en parte porque el concierto y el cupo vasco sirvió de amortiguador, y con la llave de la caja se hicieron cosas que, por ejemplo, los catalanes no podían hacer.
Lo que debe exigir Catalunya es el camino inverso: mayor capacidad de decisión y menos intromisión del Estado
Pero el problema más importante en situaciones de crisis ha acabado siendo la gestión de competencias, en buena medida porque no tenían la musculatura para salir del atolladero cuando tenían problemas, y también porque la deslealtad institucional ha hecho de las suyas. Cuando eso sucede en las Españas, el debate siempre es el mismo: hay que recentralizar, solo un gobierno español puede dar la respuesta adecuada. Es posible que eso pase en Asturias, Castilla y León o Extremadura, ellos sabrán. Pero no es el debate que se plantea en Catalunya. Al revés: lo que debe exigir Catalunya es el camino inverso: mayor capacidad de decisión y menos intromisión del estado.
De hecho, el repaso de algunos de los problemas existentes permite señalar a sus responsables: Rodalies, por ejemplo; el aeropuerto de El Prat y su ampliación; el catalán en la escuela; la financiación autonómica; la seguridad; la inmigración, y tantos otros temas. ¿Alguno de estos temas estarían mejor resueltos con una mayor centralización y dependencia de Madrid? ¿Alguien se atreve públicamente a defender lo contrario? No habría encuesta en Catalunya en que formulada la pregunta se pidiera una mayor dependencia del gobierno español. Otra cosa es que lo que se tendría que hacer no se haga y muchas de las autonomías existentes iniciaran un proceso de devolución de competencias. Quizás en Asturias o en Castilla y León estarían muy de acuerdo.
Y de este modelo, los catalanes saldríamos ganando, aunque solo fuera porque cada vez que pidiéramos algo no habría otras tantas que también lo quisieran. Aunque fuera reclamando las competencias en puertos cuando no tienen mar por ninguna de sus esquinas.