El gobierno de Alemania acaba de aprobar un proyecto de ley para instaurar un servicio militar voluntario cuyo objetivo sería reclutar 80.000 soldados adicionales y situarse en la cifra de 260.000 hombres y mujeres en las fuerzas armadas que la OTAN considera necesarios para resistir, por ejemplo, un ataque de Rusia. En pleno debate sobre el fin del estado el bienestar, que el canciller Friedrich Merz abrió hace muy pocos días, alegando que ya no era sostenible para Alemania, el gobierno de democristianos y socialdemócratas se adentran en un territorio espinoso de la mano del ministro de Defensa, Boris Pistorius, un veterano político del SPD caracterizado por sus posiciones duras sobre el radicalismo islámico, las amenazas terroristas y el extremismo de derecha.

El órdago de Pistorius, asumido por el canciller, no descarta incluso a medio plazo el servicio militar obligatorio, en funciones de cómo evolucionen las incorporaciones voluntarias a filas, el conflicto entre Rusia y Ucrania y la posición agresiva de Putin unida al alejamiento de Estados Unidos de la mano de Donald Trump de la defensa de Europa. La medida del gobierno alemán, sobre la que existen dudas de la respuesta de los jóvenes, llevará añadida un nada despreciable complemento económico para hacerla atractiva y los nuevos reclutas recibirán más de 2.000 euros al mes. En la actualidad, nueve países de la UE tienen servicio militar obligatorio: Austria, Grecia, Chipre, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania.

El debate del servicio militar voluntario, en el que Alemania ha dado un paso importante, está abierto en otros países, no así en España

El debate del servicio militar voluntario, en el que Alemania ha dado un paso importante, está abierto en otros países, no así en España, donde la mili desapareció completamente en 2001, fruto de los acuerdos de investidura firmados por José María Aznar y Jordi Pujol. El Reino Unido fue el primer Estado en suprimirlo en 1963 y Francia lo hizo en 1996. Italia fue el último de los grandes, en 2011. Los tres países, con distinta fuerza, tienen abierto un debate sobre el servicio militar y sus respectivos gobiernos no han rehuido el debate público que ha ido de la mano de la aprobación de mayores presupuestos en Defensa. Países Bajos y Portugal están también abriendo el melón.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha descartado varias veces en público restaurar el servicio militar obligatorio y considera que los 150.000 miembros de las Fuerzas Armadas son suficientes. Una reciente encuesta del instituto DYM reflejaba un apoyo nada menor a esta idea y un 31,7% de los españoles respaldaba la restauración del servicio militar obligatorio, mientras que un 40% apoyaba que todos los ciudadanos reciban formación militar básica. Dicho eso, dudo mucho que España abra mínimamente en serio este debate. Cuesta ver en ello a la mayoría de Pedro Sánchez, e incluso a la del Partido Popular. Eso no quiere decir que, más tarde o más temprano, los debates de nuestro entorno no acaben llegando y la mejor manera de abordarlos es teniendo claro que el servicio militar obligatorio quedó atrás. Muy atrás.