Las estadísticas sobre los ingresos fiscales son la base para el análisis de las políticas fiscales y aduaneras. Las estadísticas comparables y fiables son fundamentales para llevar a cabo este análisis y desarrollar mejores políticas fiscales. Así pues, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado este miércoles el informe de las reformas de las políticas fiscales de los países integrantes. En total, proporciona datos comparables detallados de ingresos fiscales para más de 110 países desde el año 1990.

Líder en el aumento del 2019 al 2020

Las de hoy, confirman lo que ya avanzó el Eurostat el verano pasado: España es uno de los países con más presión fiscal con un 36,6% del PIB en el 2020, 1,9 puntos porcentuales más que el año anterior, situándose como líder en el aumento respecto del 2019, y casi 5,5 puntos en relación al 2010. La conclusión es clara: la pandemia por la covid generó unas necesidades mayores en el gobierno de Pedro Sánchez que en el resto de estos países. Ahora bien, si la comparativa la hacemos respecto la década anterior, España no lidera la estadística: "En la mayoría de países (34 de 43) la relación entre impuestos y PIB fue más grande en el 2020 que en el 2010. El mayor aumento se observó en Eslovenia (6,7 pp) y Grecia (6,5 pp)".

"Un aumento de los ingresos derivados de las contribuciones a la Seguridad Social en relación con el PIB", esta ha sido la principal causa según la OCDE que ha motivado liderar este ranking por parte de España. Así pues, el impuesto sobre la renta y las cotizaciones sociales representan la principal fuente de los ingresos fiscales: Generan cerca de la mitad de los ingresos. El 23% son impuestos sobre la renta y el 26% cotizaciones". El modelo también se replica en Austria, Alemania, Suecia, Estados Unidos o Eslovenia. El principal componente en España fue el aumento de 1,5 puntos de los ingresos de la Seguridad Social en relación con el PIB. La otra manera de enfocar estos tributos es que el IRPF u otros impuestos sobre las nóminas representen menos del 30% de los ingresos fiscales de un estado, y en esta lista encontramos Chile o Indonesia.

La seguridad social, por encima de la media

Por componentes, las contribuciones a la Seguridad Social ya representan el 13,7% del PIB, casi cinco puntos por encima de la media de la OCDE. Las cotizaciones penalizan especialmente. Hay que recordar que el Eurostat ya avanzó que el año 2020, la recaudación de España por impuestos y cotizaciones sociales subió al 37,5% del PIB, hecho que supone un incremento de 2,2 puntos porcentuales con el estallido de la pandemia y sus consecuencias.

Estos datos pueden ser utilizados por los partidos políticos en un momento donde el debate de los impuestos, aumentado por la última propuesta del presidente andaluz Juanma Moreno de suprimir el impuesto de patrimonio a esta comunidad, sacude la opinión pública. Por una parte, las comunidades donde gobierna el Partido Popular es donde menos impuestos se registran, Madrid y Andalucía van al frente; de la otra, el modelo del PSOE y especialmente de Unidas-Podemos es seguir la tendencia impositiva que ya se marcó con el camino de la covid. La formación morada recuerda que si se compara la media europea con la española, la presión fiscal del Estado continúa por debajo. Aunque es cierto, la presión fiscal en España va creciendo desde el 2009 y el 2020 registró su máximo, en el 37,5% del PIB anteriormente citado.

No a las subvenciones de la energía

Por todo ello, y en una mirada general de todos los países miembro, la OCDE apuesta por abandonar las políticas de subvención de los precios de la energía, que son insostenibles desde el punto de vista presupuestario e injustas desde el punto de vista social, para privilegiar las ayudas a los grupos de rentas más bajas. En un informe paralelo, este organismo pide que cesen las políticas para contener los precios de la energía, que, sobre todo, contribuyen a subvencionar los combustibles fósiles, cuando precisamente la gran prioridad internacional es reducir el uso por razones climáticas.

Critica las medidas de control de precios o los límites por debajo del precio de mercado, porque, aunque son relativamente fáciles de aplicar, acaban beneficiando los que consumen más energía, que suelen ser los que tienen más recursos. Los autores del informe admiten que las medidas para limitar la escalada de subidas de la energía pueden "temporalmente" contener las presiones inflacionistas. Pero advierten, a continuación, que no permiten que la demanda se ajuste a las restricciones de la oferta, y eso puede agravar los problemas de escasez y traducirse, de hecho, en inflación futura. Por esta misma razón, las reducciones de los impuestos a la energía, que se han utilizado muy ampliamente sobre todo en Europa con el IVA (se cita, entre otros, el caso de España), alteran la señal de los precios y reducen los ingresos fiscales.