Qué sufrimiento y qué manera de silbar en el Santiago Bernabéu. El equipo B del Real Madrid combinado con futbolistas del filial ha creado muchas dudas en la vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. El Fuenlabrada, un Segunda B sin complejos, ha sacado pecho en el majestuoso estadio blanco y ha obligado a un sobreesfuerzo del Madrid (2-2).

Un gol de Luis Milla en el minuto 25 ha hecho empezar el runrún del Bernabéu. Y las sensaciones de los aficionados blancos no se han marchado fácilmente. Sólo con Keylor Navas de titular, el Madrid se ha obstaculizado una vez y otra con la actitud de los de Fuenlabrada. Una ilusión de los visitantes que ha ido en aumento con las ocasiones, a pesar del dominio blanco.

Y en la segunda mitad ha llegado la gran esperanza. Unos grandes primeros quince minutos del Fuenlabrada han obligado a lucirse a Navas y después lo han dejado retratado con un travesaño que hubiera abierto las puertas a la prórroga. Pero la calidad del Madrid es indudable y ha sabido marcar las diferencias.

Zidane, viendo un partido ajetreado y sin ideas, ha movido piezas y ha hecho entrar a Bale. El galés sólo ha tenido que hacer una intervención para centrar milimétricamente a Mayoral para que marcara y desvaneciera toda esperanza del Fuenlabrada. Y la presencia de Bale también ha propiciado el segundo gol de Mayoral. Pero antes de terminar el partido los visitantes han empatado.

El Madrid pasa a los octavos de final de la Copa del Rey con un empate de mínimos contra el Fuenlabrada. Los blancos se han asustado y el Bernabéu ha pitado a su equipo. Se ha demostrado que a pesar del doble partido, la competición copera puede traer sorpresas.