El fútbol es un deporte de caprichos, giros inesperados y, a menudo, la constatación de que el camino más tortuoso acaba siendo el más acertado. Durante el verano, el FC Barcelona se embarcó en la frenética misión de encontrar un extremo izquierdo de élite, un jugador que aportara desborde, gol y una dosis de desequilibrio al esquema de Hansi Flick. El gran objetivo, el nombre marcado en rojo en la agenda de la dirección deportiva, era Nico Williams. Sin embargo, la operación, que llegó a parecer encarrilada, se rompió en el último momento, obligando a los despachos de Montjuïc a activar planes de emergencia.
Tras el varapalo de Williams, la mirada se dirigió al talentoso colombiano Luis Díaz, del Liverpool. No obstante, las inaccesibles exigencias económicas de los reds rápidamente hicieron inviable el fichaje para las maltrechas arcas culés, que vieron cómo el colombiano acababa reforzando al Bayern de Múnich. Ante dos rechazos de peso, el club se encontró acorralado y activó un "Plan C" que muchos vieron con escepticismo: la cesión de Marcus Rashford. Un movimiento que, con el paso de los días, ha resultado ser un auténtico golpe de genialidad.

El renacimiento de una estrella: Marcus Rashford, el extremo más determinante de LaLiga
Catalogado por la prensa inglesa como uno de esos talentos precoces que se estancan tras un prime fugaz, el inglés parecía destinado a engrosar la lista de grandes promesas que nunca terminan de explotar de forma consistente. Su salida del Manchester United, donde su rendimiento había caído en picado, lo llevó primero a Aston Villa, en una etapa de recuperación paulatina, y de ahí, su deseo de probar suerte en un gran proyecto europeo, lo trajo a Barcelona.
La confianza incondicional que Hansi Flick ha depositado en él, sumada a las inoportunas lesiones que han mermado a otros efectivos ofensivos, han catapultado al británico a una nueva dimensión futbolística. Rashford no solo ha dado un paso adelante en cuanto a números, sino también en jerarquía y liderazgo. Mientras el joven prodigio Lamine Yamal se reincorporaba al ritmo competitivo tras superar su lesión, y a la espera del regreso de Raphinha y la mejor versión de Ferran Torres, el ’11’ azulgrana se ha echado el ataque a la espalda.

Más goles generados y menor coste: el triunfo del pragmatismo sobre el deseo
Su reciente doblete en la fase de grupos de la Champions League ante Olympiacos han demostrado que el 'modo goleador' de Rashford está más encendido que nunca. El extremo no solo anota, sino que asiste. Con cinco goles y siete asistencias en su cuenta particular, es actualmente el jugador de la plantilla con mayor participación directa en goles. Una actuación que le valió la titularidad en el reciente clásico contra el Real Madrid, un partido donde volvió a ser clave al asistir a Fermín López en el único tanto azulgrana, dejando claro que está hecho para los grandes escenarios.
El contraste con la situación de Nico Williams no podría ser más evidente ni favorable a los intereses del Barça. El español, que apuntaba a ser el estandarte de la banda izquierda en el Athletic Club, no atraviesa su mejor momento. Mermado por continuos problemas musculares desde su lesión con la Selección en el parón de octubre, el de Bilbao apenas ha logrado encadenar minutos de calidad. Su influencia en el juego se ha diluido, reflejándose en unos registros discretos: un gol y dos asistencias en siete encuentros disputados, muy lejos de las métricas que se esperaban de un jugador de su caché.