Queda menos de una semana para que la llama olímpica ilumine Río de Janeiro como sede de los Juegos de este año, los primeros en la historia que se celebrarán en la América Latina. Un total de 10.500 atletas de 2.016 países (a expensas de las alegaciones que presente Rusia delante del COI por el presunto escándalo de dopaje) participarán en una competición deportiva en la que se estima una audiencia potencial de 5.000 millones de personas durante las 5.600 horas de retransmisión televisiva. Un acontecimiento de masas que generará 6.500 empleados directos, 85.000 empleados indirectos, involucrará a 45.000 voluntarios y atraerá a 500.000 turistas.
Pero no es oro todo lo que reluce, más bien son cifras astronómicas que dificultan tocar de pies en el suelo. Detrás de las grandilocuencias mediáticas existe otra realidad social que también estará presente durante el transcurso de la competición. A pesar de eso, el mayor temor de los cariocas no es el presente, sino el legado que dejen los Juegos Olímpicos cuando el mundo deje de mirar a Río.
El caos de la Villa Olímpica
Las infraestructuras que tendrían que acoger a los atletas todavía no están en óptimas condiciones para su ocupación. La Villa Olímpica, ubicada en la Barra da Tijuca, presenta disfunciones en el interior de sus 3.600 apartamentos. La delegación australiana, una de las primeras en alojarse, ha catalogado los edificios de "inhabitables" al constatar tuberías rotas, escapes de agua y gas o problemas de electricidad. Esta advertencia no ha pasado desapercibida para otras delegaciones que han optado por trasladarse a hoteles de la zona. Por su parte, Italia ha contratado a electricistas, lampistas y albañiles.
Aguas contaminadas
El sueño olímpico se puede convertir en una pesadilla para los deportistas de aguas abiertas. La contaminación de la bahía de Guanabara, donde se celebrarán pruebas acuáticas como la vela y el piragüismo, expone la salud de los atletas a merced de los desechos y los residuos que se acumulan en torno al muelle. Investigaciones recientes de la Universidad Federal de Río han constatado descargas de 18.000 litros de aguas fecales por segundo, el 70% de ellas sin tratar, en las playas de Copacabana, Ipanema y Leblon.
Hace poco el regatista alemán Erik Hail sufrió una infección a causa de una batería en las aguas brasileñas que lo obligó a pasar por el hospital. Asimismo, miembros del equipo juvenil nacional de remo de Estados Unidos sufrieron diarreas y vómitos por haber entrado en contacto con el agua. "Tendremos que mantener la boca cerrada cuando el agua salpique", declaró Afrodite Zegers, miembro del equipo de vela alemán después de haber entrenado en aguas cariocas.
@Pvdhoogenband
El riesgo del zika
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado luz verde a la celebración de los Juegos y se ha limitado a desaconsejar la visita de mujeres embarazadas a Brasil durante los Juegos y los Paralímpicos. Su directora general, Margaret Chan, declaró que "el riesgo de infección del virus del zika es bajo y manejable siempre que se tomen las medidas personales adecuadas". No obstante, un grupo de 150 científicos y expertos en salud de universidades como Harvard, Columbia o Zurich han enviado una carta abierta a la OMS urgiéndole que retrase o reubique la cita deportiva.
Aunque los Juegos tendrán lugar en agosto, época que coincide con la temporada invernal en el Brasil, lo cierto es que las aglomeraciones multiplican el impacto de una enfermedad como el zika. Paradójicamente, el riesgo de contagio que tanto inquieta a los deportistas, es menor en comparación con los habitantes de los barrios pobres, los auténticos vulnerables a una epidemia que causa microcefalia en los fetos. Es por eso que las favelas han sido fumigadas constantemente, pero no sólo para erradicar el mosquito transmisor del zika, sino también por los brotes de dengue y chikunguña.
Efe
La alerta terrorista
La alerta terrorista se ha incrementado después de que un grupo brasileño ha declarado lealtad al líder de Estado Islámico (EI), Abu Bakr al-Baghdadi, a través de un canal de la aplicación Telegram. Esta es la primera vez que un grupo de América Latina anuncia su apoyo a Estado Islámico. Según el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, doce de sus integrantes han sido detenidos en las últimas semanas. Es por eso que las autoridades brasileñas han anunciado que reforzarán su plan de seguridad ante la amenaza terrorista que rodea los Juegos.
Más de 85.000 policías y militares blindarán la ciudad de Río en la que será la operación de vigilancia mayor de la historia olímpica, con un despliegue que duplica a los efectivos de Londres en el año 2012. Y aparte del terrorismo, la violencia y el narcotráfico también constituyen prioridades para los encargados de velar por la seguridad de deportistas y aficionados. Entre enero y mayo de 2016 se produjeron 2.508 homicidios, lo que supone una media de 16 por día, en el estado de Río de Janeiro, donde viven cerca de 16 millones de personas.
Efe
Agravios económicos y corrupción política
Mucho han cambiado las cosas desde que la alegría se desató en la playa de Copacabana el año 2009 cuando el COI apostó por Río como sede olímpica en detrimento de Madrid. El país emergente tenía una inflación del 4% y ahora siete años más tarde se acerca al 9%. Los cariocas observan cómo el nombramiento olímpico ha polarizado socioeconómicamente, todavía más, la ciudad más emblemática por sus abismales desigualdades.
Las últimas estimaciones cifran en 10.000 millones de euros los costes de los Juegos Olímpicos. Los beneficios recaen en constructoras como Odebrecht, OAS y Andrade Gutierrez, envueltas en escándalos de corrupción. Paralelamente, existe una clase política enfangada por haber recibido sobornos y por haber promovido la especulación urbanística. Un 82% de los políticos en el Parlamento estatal están siendo investigados. Y a todo esto, hay que sumar uno de los mayor terremotos políticos de las últimas décadas: el proceso de impeachment contra Dilma Roussef.
Silenciar las protestas
Una sociedad dividida en torno a la celebración de los Juegos. Una encuesta realizada a dos semanas de la ceremonia inaugural por el Instituto Datafolha, el más prestigioso del país, revela que el 63% de los brasileños consideran que los Juegos traerán más perjuicios que beneficios. Eso es más del doble que en junio de 2013 cuando se disputó la Copa Confederaciones y sólo un 25% de los entrevistados expresaba esta opinión. Y en el año 2014 cuando se celebró el Mundial de fútbol había un 35% de los encuestados en contra de la competición. A estos datos hay que añadir que actualmente hay unos 500.000 funcionarios no reciben su sueldo con regularidad. Los maestros están en huelga desde hace tres meses por| los recortes en educación y los estudiantes han ocupado decenas de escuelas en signo de protesta.
Maquillar el aspecto
Como si se tratas de un lífting, el Ayuntamiento ha colocado decoración olímpica en las principales carreteras para disfrazar las favelas. Gigantes carteles adhesivos visten de colores barrios suburbiales bajo el pretexto del espíritu olímpico. Un escenario ficticio de cartón piedra que lleva como lema "Un nuevo mundo" ha bastado para que el fotógrafo Felipe Barcellos reflejara una imagen que rápidamente se ha viralizado. Ante las acusaciones sobre la autenticidad de la instantánea, Barcellos ha publicado un vídeo que demuestra la veracidad del contraste.