El Real Madrid vive días complicados. Días grises. Días en los que todo parece pesar. El vestuario está dividido. El ambiente es tenso. Muy tenso. Y el proyecto de Xabi Alonso, que arrancó con esperanza, hoy está rodeado de dudas. Muchas dudas. Los resultados no acompañan. El juego tampoco. Y la fractura interna ya es imposible de ocultar.
La mala dinámica ha sido un golpe duro. Con la derrota contra el Manchester City ya son seis pinchazos en ocho partidos. Un fútbol lento. Plano. Sin chispa. Sin creatividad. Un equipo que no arranca. Un plan que no prende. Xabi pide tiempo. Pide calma. Repite que la temporada es larga. Que el grupo necesita rodaje. Pero su mensaje ya no cala. Dentro del vestuario, la sensación es otra. Preocupante. De desgaste. De cansancio. De distancia creciente.
Mbappé, Courtois y Carvajal lideran el grupo que apoya a Xabi Alonso
Porque el vestuario está partido en dos. Dos bandos muy claros. Dos visiones que chocan. En un lado está el grupo que cree en Xabi Alonso. Es pequeño, pero sólido. Un grupo que entiende el proyecto. Que valora la disciplina. Y ahí aparece el nombre más importante del vestuario: Kylian Mbappé.
Es el fichaje estrella. La imagen del futuro. El jugador llamado a liderar la nueva era. Mbappé confía en Xabi. Confía en su método. En su orden. En su exigencia. En su idea a largo plazo. A su lado están Courtois, Carvajal, Rüdiger y Dean Huijsen.
Siete jugadores no soportan a Xabi Alonso
Sin embargo, una mayoría está en contra del entrenador. Es el grupo más fuerte. El más influyente. El núcleo joven del equipo. Y también el más crítico. Siete jugadores lideran esa postura: Jude Bellingham, Vinícius, Rodrygo, Valverde, Brahim Díaz, Ferland Mendy y Camavinga. Siete nombres pesados. Siete voces que marcan tendencia. A ellos se suma Endrick, que tampoco ve claro su papel con Xabi.
Para este sector, el método del entrenador es demasiado rígido. Demasiado teórico. Con exceso de vídeo. Con exceso de análisis. Demariada repetición de ejercicios. Sin libertad. Sin espacio para la improvisación. Notan que sus virtudes se reducen. Que su talento se encorseta. Y que el plan no les favorece.
Los casos de Bellingham y Vinícius son los más significativos. Ambos creen que el sistema limita sus movimientos. Que no explota su potencial. Que los obliga a roles que no sienten naturales. Camavinga y Valverde también están cansados. No quieren seguir fuera de posición. No quieren volver a los laterales. Lo consideran injusto. Lo dicen. Lo repiten. Y ya no lo disimulan. Brahim, Mendy y Endrick sienten otra cosa: falta de confianza. De minutos. De oportunidades.
