El FC Barcelona vivió otra noche amarga en la Champions League. El equipo de Hansi Flick arrancó bien contra el Paris Saint-Germain de Luis Enrique, pero solo fue un espejismo. Durante la primera media hora dominó, presionó alto y tuvo la pelota. Incluso logró adelantarse gracias a un tanto de Ferran Torres.
Hasta ese momento todo parecía ir de maravilla. El gol debía servir para reforzar la moral del grupo y encender al vestuario. Todos los jugadores corrieron a abrazar al delantero valenciano. Todos menos uno. Robert Lewandowski permaneció serio, con gesto frío, mirando la escena sin apenas moverse. Su cara lo decía todo. Era un poema.
Lewandowski no celebró el gol de Ferran Torres
El polaco atraviesa un momento delicado. Sabe que ha perdido la titularidad. Ya no es el delantero indiscutible de otras temporadas. Flick confía más en Torres, que se está mostrando decisivo. Lewandowski, en cambio, aparece en los minutos finales. Entra desde el banquillo. Y no está marcando diferencias. Eso duele. Mucho.
Pero su decepción no es con Flick, sino consigo mismo. En verano el propio atacante habló de “minutos de calidad”. Aceptaba que ya no podía jugarlo todo, pero pedía aprovechar sus apariciones para marcar la diferencia. La realidad es distinta. Su rendimiento ha bajado. No tiene la misma chispa. Ni la misma efectividad. Y los números están ahí para demostrarlo.
Lewandowski, decepcionado consigo mismo
Contra el PSG, la frustración fue evidente. Cada balón que tocó parecía perdido. Los defensas rivales lo anularon con facilidad. No generó ocasiones claras. No conectó con el equipo. Y cuando Ferran marcó, en lugar de alegría, mostró desencanto. Una imagen que no pasó inadvertida.
El problema va más allá de un gesto. Varios compañeros han notado que su actitud es diferente. Más apagada. El ambiente empieza a cargarse. Flick intenta mantener la calma y no hacer ruido. Pero es evidente que el polaco no está cómodo con su situación actual. No lo digiere. Menos aún con que Ferran se lleve los elogios. Y eso ya empieza a notarse dentro del grupo.
El Barça tiene aún recorrido en Europa. La derrota contra el PSG no es definitiva. Pero este tipo de escenas dejan cicatrices. El equipo necesita unidad, compromiso y confianza mutua. Ver a una de sus estrellas cabizbaja en lugar de festejar un gol crucial preocupa. Y mucho. Porque si Lewandowski sigue en esta dinámica, el Barça no solo pierde a un delantero. También pierde a un líder.