Muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando el 31 de agosto, a pocos minutos de cerrarse el mercado de fichajes, trascendió que el Barça de Joan Laporta había decidido ceder a Antoine Griezmann al Atlético de Madrid. Sin Messi, todo parecía indicar que el francés daría un paso adelante, que sería la nueva estrella del Barça, por lo que parecía un error dejarle salir, y más sin coste de traspaso y a un rival directo en LaLiga como el Atlético. Ni un mes después, sin embargo, cada vez son más voces las que aplauden la decisión, sobre todo viendo como ha empezado Griezmann su segunda etapa en el Atlético de Madrid, mostrando un nivel bajísimo.
Y no solo eso, pues según fuentes internas del Barça, la salida de Griezmann también fue acogida de muy buen grado por varios jugadores del vestuario blaugrana. Y es que el francés, una persona mucho más introvertida de lo que parece, no acabó de encajar con una parte importante de sus compañeros, que no entendían por qué Griezmann seguía teniendo la etiqueta de crack cuando no había demostrado absolutamente nada.
Griezmann pasó por el Barça sin pena ni gloria / Europa Press
Griezmann, un paso nefasto por el Barça
Y es que Griezmann ya entró en el vestuario del Barça no mal pie. Después de que varios pesos pesados del equipo apostaran públicamente por su fichaje, el delantero les traicionó con aquel famoso documental, La Decisión, en el que anunciaba que había decidido seguir en el Atlético de Madrid.
Tras aquel golpe, el Barça lo fichó un año después, y por 120 millones de euros, 20 más de los que habría tenido que pagar una temporada antes. A todo ello siguió un Griezmann gris tanto dentro como fuera del campo, las filtraciones de su entorno de su mala relación con Messi y, ya este verano, el escandaloso vídeo en el que tanto él como Dembélé se ríen de trabajadores japoneses, provocando el enorme enfado de Rakuten, el patrocinador principal del Barça.
Griezmann ha empezado muy mal su segunda etapa en el Atlético / Europa Press
Griezmann fracasa en su retorno al Atlético
Todo ello, unido a la infladísima ficha de Griezmann, convenció a Laporta para apostar por su salida del Barça. Al principio, y con Messi en París, la decisión pareció muy arriesgada, incluso un error, pero el tiempo está dándole la razón al presidente del FC Barcelona.
Y es que Griezmann sigue siendo en el Wanda Metropolitano la misma sombra que fue en el Camp Nou, un jugador inoperante en ataque y negado de cara al gol, hasta el punto que en el Atlético ya comienzan a estirarse de los pelos por haber aceptado la propuesta del Barça.
Imagen principal: Joan Laporta, presidente del FC Barcelona / Carlos Baglietto