La figura de Rafael Leao ha irrumpido con fuerza en la agenda del FC Barcelona durante las últimas semanas. El extremo portugués es una de las grandes apuestas de Joan Laporta, quien lo considera un futbolista de presente y futuro ideal para liderar el ataque azulgrana. Su nombre salió en la reciente cena entre Laporta, Jorge Mendes y Deco, donde se habló de los fichajes prioritarios tras las complicaciones con Marcus Rashford y Luis Díaz. Sin embargo, hay un punto clave que puede frenar el avance de esta operación: Hansi Flick no está convencido.
El técnico alemán tiene serias dudas sobre Leao. A pesar de reconocer su talento y capacidad para marcar diferencias en el uno contra uno, considera que el portugués es demasiado irregular y no encaja del todo con su idea de juego, especialmente en el plano defensivo. Flick es intransigente con el compromiso táctico, y el historial del futbolista del Milan genera desconfianza: ha habido partidos en los que directamente desapareció, y su actitud a la hora de presionar o replegar no ha sido constante, algo que el entrenador del Barça considera inaceptable.
Gusto presidencial, dudas técnicas
Mientras Laporta insiste en que Leao es una gran oportunidad de mercado –especialmente si el Milan abre la puerta a una venta por menos de 80 millones–, Flick frena el entusiasmo. Para el entrenador alemán, si el club debe hacer un esfuerzo económico importante, debería ser por un jugador que encaje a la perfección en su sistema, tanto en ataque como en defensa. Y, de momento, Leao no reúne todos los requisitos.
En el club son conscientes de que, si bien Leao cuenta con un gran cartel, su rendimiento en la Serie A ha sido discontinuo, alternando picos brillantes con tramos grises. Flick teme que el fichaje se convierta en un caso similar al de otros jugadores de talento indiscutible, pero que no terminan de encajar en un modelo de trabajo exigente y colectivo.
Mendes presiona, pero Flick manda
Jorge Mendes está presionando para que el Barça se lance a por el fichaje. Sabe que el Milan podría abrirse a negociar si el futbolista fuerza su salida, y el entorno del jugador ve con muy buenos ojos aterrizar en el Camp Nou. Sin embargo, en el Barça también empieza a imponerse una nueva realidad: los fichajes ya no se hacen solo por capricho presidencial. Flick tiene voz y voto, y si no aprueba una operación, difícilmente se llevará a cabo.
El caso Leao está abierto, pero lejos de ser una prioridad inmediata. Mientras Flick siga dudando, el fichaje no pasará del papel a los hechos. Laporta deberá convencer a su entrenador o virar hacia otras opciones más compatibles con el estilo que quiere implantar en el nuevo Barça.