En el FC Barcelona se respira un aire tenso. Hansi Flick no solo dirige desde la pizarra, también controla el vestuario. Su rigor es absoluto. Nadie está por encima de las reglas. Y el último en comprobarlo fue Lamine Yamal, la joven promesa que deslumbra con su talento, pero aún aprende a convivir con la disciplina.
El incidente ocurrió antes del partido contra el PSG. Según informó Culémania, Yamal llegó tarde a la activación previa. Para un jugador normal, solo sería un descuido. Para Flick, fue una señal de falta de respeto. El alemán decidió actuar siguiendo su manual de instrucciones. Y la decisión fue retirar al jugador del once titular.

Deco y Laporta intervienen en la decisión de Flick
Pero el asunto no pasó desapercibido. Generó revuelo. Desde la dirección del club no estaban convencidos. Consideraban que dejar fuera a Lamine Yamal sería un error ante un partido tan importante. Y Deco, mediador y director deportivo, bajo la presión de la presidencia, tomó cartas en el asunto. Habló con Flick y pidió que revirtiera la sanción. Finalmente, Yamal jugó de titular. Flick aceptó, pero a regañadientes.
El alemán, acostumbrado a la disciplina férrea del Bayern y la selección alemana, no estaba contento. Sentía que su autoridad era menospreciada. Flick ha aplicado medidas similares con otros jugadores: Raphinha, Koundé o Iñaki Peña sufrieron castigos por retrasos menores. Para él, la puntualidad y el respeto a las normas son tan importantes como el talento. A Flick no le gusta dejar espacio a dudas. Para el técnico, el compromiso empieza en los detalles más pequeños.

Flick, molesto con los responsables, no quiere intervenciones
Pero lo que más molestó al entrenador no fue el retraso, sino la intervención externa. Flick percibió que los viejos hábitos del club podían regresar. La directiva y Deco habían tomado decisiones que tradicionalmente son cosa del técnico. Un capítulo que puede convertirse en un precedente muy peligroso.
En cualquier caso, el caso de Yamal marca un antes y un después. Sore todo desde el punto de vista de que han sido el club y el jugador quienes han ganado el pulso. Un episodio tras el que a Flick le costará más imponer su disciplina.