Los propósitos de año nuevo también se pueden cumplir. El Espanyol se prometió que empezaría el 2019 con una victoria y lo ha conseguido derrotando el Leganés gracias a un solitario gol de Borja Iglesias (1-0). En un partido especialmente frío, los hombres de Rubi han aprovechado su superioridad técnica para deshacerse de un rival inofensivo. Se han acabado las malas noticias: después de encadenar seis derrotas consecutivas en la Liga, los periquitos recuperan la sonrisa y se sitúan octavos con 24 puntos.

Sólo podía ser el Panda

Durante los primeros cuarenta y cinco minutos ha quedado patente que el Espanyol quería la victoria. Al precio que fuera. Rubi ha apostado por un centro de campo de toque formado por Óscar Melendo, Marc Roca y Sergi Darder. Las dos perlas de la cantera y el futbolista más técnico de la plantilla para completar una medular de muchos quilates. La apuesta tenía que salir bien.

La primera alegría no ha tardado al llegar, aunque no lo ha protagonizado ninguno de los tres mediocampistas. La estrella, como no podía ser de otra manera, ha sido Borja Iglesias. Primero, el Panda ha rematado un centro de Rosales en el primer palo y la pelota ha salido desviada por muy poco. Era el primer aviso.

Poco después, en el minuto 9, ha llegado la primera diana de la noche. David López ha visto cómo Ivan Cuéllar estaba adelantado y ha intentado sorprenderlo desde el centro del campo. La pelota no ha entrado pero ha picado el travesaño y, con el portero visitante descolocado, Borja sólo lo ha tenido que empujarla al fondo de la portería. Después de cuatro jornadas de sequía, el delantero gallego ha conseguido su noveno gol en la Liga.

La diana no ha relajado un Espanyol que quería más fiesta. Borja y Baptistao han disfrutado de ocasiones muy claras en los minutos 27 y 30, pero sus remates han salido fuera por poco. En la segunda mitad, el delantero brasileño se convertiría en uno de los antagonistas de la noche.

Baptistao perdona, Cornellà-El Prat no

El Leganés llegaba al RCDE Stadium después de encadenar siete partidos sin perder, una cifra ciertamente increíble para uno de los equipos que apuntan al descenso. En el campo del Espanyol, sin embargo, no han opuesto resistencia y en todo momento han sido un títere en manos de los hombres de Rubi.

Así, cuando sólo se habían disputado tres minutos del segundo tiempo Baptistao se ha plantado sol delante de Cuéllar después de escaparse de la defensa madrileña con un buen slalom. Mala suerte para el delantero, a quien han traicionado los nervios y ha enviado el esférico a las nubes. La afición perica no ha tenido piedad y ha abroncado al jugador, que ya hace meses que desespera a más de un socio.

El pobre Baptistao seguramente habría preferido ir a dormir, y es que pocos minutos después ha vuelto a perdonar una ocasión clarísima, esta vez después de recibir una pase de Darder en el segundo palo.

A partir de este momento el partido ha entrado en una fase extraña. El Leganés –obligado a intentar sumar– ha empezado a presionar la defensa del Espanyol, pero los hombres de Rubi han demostrado una capacidad técnica superior. Aun así, sin embargo, no se han podido volver a acercar a la portería de Cuéllar. El baile de palos había empezado.

Mauricio Pelegrino ha movido ficha introduciendo a Juanfran, El Zhar y Recio y Rubi ha respondido apostando por Piatti y Víctor Sánchez y Hernán Pérez. Ninguno de los cambios ha surgido efecto y el Espanyol, sin grandes estridencias, se ha acabado llevando los tres puntos.

La victoria blanquiazul regala un gran mensaje a los espectadores: los propósitos de año nuevo se pueden cumplir. Eso sí, la cuestión –y Rubi lo sabe mejor que nadie– es mantenerlos a lo largo del tiempo.