La llama olímpica ha llegado a Japón en un avión especial que ha aterrizado en la base militar aérea de Matsushima, en el nordeste del país, donde se celebró una ceremonia de bienvenida de escala reducida por culpa del nuevo coronavirus.

La antorcha llegó al país asiático pasadas las 9.30 hora local después de una modesta ceremonia de traspaso a puerta cerrada en el Estadio Panatinaico de Atenas, en medio de la alerta nacional por la propagación del Covid-19, que todavía está generando incertidumbre sobre la celebración de estos Juegos Olímpicos en Tokio. La aeronave, un Boeing 787-3 diseñado especialmente para la ocasión, se elevó desde la capital griega y ya ha llegado a Japón.

El campeón de judo Tadahiro Nomura y la luchadora Saori Yoshida, ganadora de tres oros olímpicos, han sido los encargados de subir a recoger la llama, protegida en un candil contra las ráfagas de fuerte viento que han soplado durante el acto. Yoshida y Nomura le han entregado la lámpara al presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos, Yoshiro Mori, que ha tenido unas palabras de ánimo para Europa, inmersa en una crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus.

Y después los campeones han encendido un pebetero con el diseño de la flor del cerezo de la antorcha instalada en la pista ante un limitado grupo de representantes gubernamentales y de la organización.

Y posteriormente al encendido del pebetero, el grupo de vuelo acrobático de las Fuerzas Aéreas de Autodefensa (ejército) de Japón, ha dibujado los anillos olímpicos entre las nubes.

La llama olímpica será expuesta al público durante una semana en diversas de las localidades del nordeste japonés, las más castigadas por el terremoto y el tsunami del 2011, y después seguirá un camino de 121 días durante el cual el comité organizador ha pedido al público que se abstenga de aglomeraciones para ver el fuego.

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