El FC Barcelona ha tocado fondo en Sevilla. La derrota por 4-1 ante el conjunto andaluz ha encendido todas las alarmas en el club azulgrana. Fue, sin duda, el peor partido del equipo en la era Hansi Flick, y lo más preocupante es que no se trata de un accidente aislado. El equipo viene mostrando síntomas negativos desde hace varios partidos.

El Barça llegaba con la oportunidad de mantener el liderato, pero se marchó del Sánchez Pizjuán con una imagen muy pobre. Flick, condicionado por numerosas bajas, alineó un once con casi lo mejor que tenía. Szczesny bajo palos, Koundé, Araujo, Cubarsí y Gerard Martín en defensa; De Jong, Pedri y Dani Olmo en el centro; y Ferran, Lewandowski y Rashford en ataque. Ni uno solo de ellos estuvo a la altura. El equipo fue un desastre colectivo. Y tampoco los que entraron al rescate en la segunda parte dejaron buenas sensaciones.

Lewandowski Hansi Flick queixes Barça Europa Press

Vuelve el peor Frenkie de Jong

El problema no es solo táctico. Es físico y mental. Los jugadores parecen agotados, incapaces de mantener la intensidad que exige Flick. El técnico alemán pide presión alta, velocidad y transiciones rápidas. Pero el Barça juega lento, plano, previsible. Cuando pierde el balón, sufre. Cuando lo tiene, lo duerme. O peor: lo pierde o lo regala. Y así es imposible competir al máximo nivel.

Uno de los casos más preocupante es el de Frenkie de Jong. El neerlandés fue, otra vez, la imagen del bloqueo del equipo. Camina cuando debería acelerar, retiene el balón cuando debe soltarlo. Se le vio cansado, impreciso, sin chispa. No dio un solo pase que rompiera líneas ni generó peligro. Físicamente está al límite, pero Flick insistió en mantenerlo en el campo hasta el final. Un error grave.

Frenkie de Jong 

Lejos de su mejor versión

Lo de De Jong no es nuevo. Desde su última lesión, no ha recuperado su mejor versión. Contra el Paris Saint-Germain ya dio señales de agotamiento y ante el Sevilla directamente se derrumbó. Flick necesita que el neerlandés vuelva a ser el motor del centro del campo, pero hoy es un futbolista que ni corre ni crea. Como dicen en el entonro azulgrana, “anda porque no puede correr”.

En el horizonte llegan semanas decisivas: el Clásico, los partidos de Champions League, y un calendario que no perdonará la falta de intensidad. Flick debe reaccionar ya. Tiene que recuperar la energía de sus futbolistas y devolver la identidad al equipo. Porque si el Barça sigue andando en lugar de correr, no solo perderá partidos: perderá también el rumbo.