Mario Martínez Zauner es historiador y doctor en Antropología. Su especialidad es la represión, especialmente durante los últimos tiempos de la dictadura franquista y durante la transición. Recientemente ha publicado Presos contra Franco. Lucha y militancia política en las cárceles del tardofranquismo (ed. Galaxia Gutenberg).

¿Qué proceso le lleva a escribir Presos contra Franco?

Empiezo a interesarme por el tema cuando hago prácticas de la carrera de Antropología mediante entrevistas a un expreso político. A partir de aquí voy tirando del hilo: uno me pone en contacto con otro, otro con otro… Y en 2010 me entero de que ha aparecido La Comuna, una asociación de ex-presos políticos, a la que me integro como antropólogo. Con sus miembros hago entrevistas en profundidad y observación participante. Y esto es la base de mi trabajo.

Siento admiración por la capacidad de resistir de los presos del franquismo y fascinación por sus historias, casi de película

¿Por qué se interesó por los presos del franquismo?

El preso político me pareció una figura muy fascinante. Me causaron mucho impacto estos personajes en las primeras entrevistas que hice. Y me genera una gran fascinación la capacidad que tuvieron de resistir dentro de la prisión, y también su capacidad de conectar con el exterior. Actúan con gran ingenio: incluso introducen cámaras en la prisión, con las que hacen fotos que yo pongo en el libro, o se fabrican aparatos de calefacción. Siento admiración por su capacidad de resistir y fascinación por sus historias, casi de película.

¿Y qué es lo que más puede sorprender al lector?

Hay una cosa que quiero destacar en el libro: que en los años 70 había presos políticos en España. No es algo lejano de los años 40 o 50, es algo mucho más próximo. Yo nací en 1983 y no lo conocí, pero mucha gente actual lo ha vivido. Y se habla poco de ello.

¿Qué tipo de opositores entrevista? ¿Incluye a ex miembros de ETA? ¿Y a opositores de grupos catalanistas?

Me he centrado básicamente en los presos de Carabanchel… Conozco a militantes de la Liga Comunista Revolucionaria, que estaba aliada a ETA VI Asamblea, y a través de ellos he podido entrevistar a algún ex militante de ETA, pero pocos.

En los últimos años del franquismo, de dictablanda, nada

Su libro no se centra en los años posteriores a la guerra civil, sino en el período final de la dictadura. Y constata que el franquismo no se fue apagando, sino que murió matando...

Efectivamente. Desde el principio de la investigación, quería entender a la oposición en los momentos de la transición. Quería entender las particularidades de ese período. No hay muchos estudios sobre el período final de la dictadura. Y hay tendencia a dar una imagen de dictablanda, a través de la cuestión del desarrollismo. Pero cuando entrevistas a la gente ves que de esto nada… Hay los juicios de Burgos, el garrote vil a Puig Antich, muertos del movimiento obrero y estudiantil… La etapa final del franquismo es muy convulsa.

¿Qué papel jugó la justicia en ese período?

A partir del 1963, con la creación del Tribunal de Orden Público (TOP), el régimen quiere modernizarse y presentarse como un estado de derecho. Incluso se da una cierta permisividad a las Comisiones Obreras… Esto, hasta que el régimen ve que esto se le escapa de las manos y empieza un uso partidista de la justicia. A partir de ese momento las penas que se imponen son menores que en años anteriores, pero su cumplimiento es más efectivo. Hay una política de dispersión, de no reconocimiento de los presos políticos como tales… Se trata de castigarles de una forma más discreta. El aparato jurídico-legal se usa como forma disimulada para suspender ciertos derechos. En realidad, los delitos políticos más comunes, durante los años que yo trabajo, son propaganda ilegal y asociación ilícita.

No es que Billy el Niño fuera un psicópata, sino que había todo un sistema institucionalizado de tortura

En Presos contra Franco afirma que el uso de la tortura no fue excepcional sino sistemática.

Sí. Al aparato penitenciario y judicial se le añade el policial, que también tiene como función aleccionar al que se atreva a desafiar a la dictadura castigándole en las dependencias policiales con torturas salvajes. Muchos de los presos políticos se sienten aliviados al llegar a prisión, porque en las comisarías se les ha maltratado mucho. No es sólo que Billy el Niño fuera un psicópata, que lo era, sino que había todo un sistema institucionalizado de tortura.

¿Cuántos presos políticos llegó a haber?

En los últimos años del franquismo hubo una media de mil presos simultáneamente repartidos por las prisiones del Estado. Hubo 50.000 personas encausada por el TOP, de las cuales 15.000 resultaron condenadas. Y muchos de los detenidos no acababan en el TOP. Probablemente el número de detenidos políticos, en esos años, podría subir a 150.000 personas…

¿Qué considera que es un preso político?

Los castigados por delitos contra la seguridad del Estado, según la definición del mismo régimen: desde terrorismo, hasta propaganda ilegal…

 Aunque el régimen no reconoce la figura del preso político, sí que lo aparta de los comunes, porque teme que les dé ideas

El objetivo del sistema penitenciario, ¿cuál era? ¿Desmoralizar al preso político?

En primer momento se lo quiere apartar de la sociedad. Se concibe la sociedad como un cuerpo del que apartas el elemento enfermo, como “el cáncer del comunismo”. El régimen sabía que no podía reformar al preso político, por lo que pretendía apartarlo del sistema social y aleccionarle. Es sintomático que aunque el régimen no reconoce la figura del preso político como tal, en la práctica sí que le da un trato especial i lo aparta de los presos comunes, porque teme que les dé ideas.

Lo que diferencia a los presos políticos de los comunes y los homosexuales es su capacidad de reunirse, organizarse y organizar protestas

Explica en Presos contra Franco que el régimen movía mucho a los presos, con el objetivo de evitar que se consolidasen vínculos entre ellos.

Era una forma de evitar su organización colectiva en las prisiones. Lo que diferencia a los presos políticos de los comunes y los homosexuales es su capacidad de reunirse, organizarse y montar protestas, y esto les da fuerza. Y el dispersarlos por prisiones distintas e incluso por galerías distintas en la misma cárcel, está destinado a hacer mella en esta resistencia colectiva.

Pero los comunes, ¿tenían relación con las protestas de los políticos?

Las acciones de los políticos impactarán en los comunes, y habrá un fenómeno de imitación. En la transición, los comunes reclaman también una amnistía porque se consideran “presos de Franco”. Habrá un movimiento de admiración hacia la resistencia de los políticos, y un contagio que llevará a las protestas posteriores de la COPEL.

La pretensión de presentarse como un estado de derecho quedaba muy tocada por la existencia de presos políticos

¿Los presos fueron capaces de plantar cara al franquismo?

No pudieron presionar directamente al gobierno, pero ponen en jaque a la dictadura. En estos años, los presos son un elemento simbólico clave para la imagen del franquismo en el exterior. La pretensión de presentarse como un estado de derecho quedaba muy tocada por la existencia de presos políticos. Los manifiestos de presos, y sus huelgas de hambre tuvieron mucho impacto, era un elemento muy incómodo para el régimen. No es extraño que la reivindicación de la Assemblea de Catalunya fuera “Llibertat, amnistía i estatut d’autonomia”, con la amnistía en el centro. Era un tema que movilizaba mucho.

Los presos políticos, ¿qué podían hacer desde la prisión?

Lo que te dicen ellos es que en la prisión pueden hacer lo que no pueden hacer en la calle: tienen asambleas de 30 o 40 personas; tienen acceso a documentos del partido; leen libros de Marx (los introducen página a página, los cosen y los guardan en bibliotecas clandestinas), hacen seminarios de economía, de política… Los presos políticos, en la cárcel, pueden desarrollarse plenamente como militantes antifranquistas… Es un sitio donde se consolida la mentalidad militante, por eso se habla de la universidad de Carabanchel….

¿Qué papel jugaron las huelgas de hambre en su estrategia?

Las huelgas de hambre son el último recurso del preso político. Es una forma de bioprotesta: se usa el cuerpo como una herramienta de descontento y de presión. Es una herramienta delicada que a los presos les genera mucha presión y mucho debate interno, sobre cómo y cuándo utilizarla. Se usa cuando un funcionario se pone demasiado duro o cuando un director de la prisión discute la conquista de derechos… La huelga de hambre es un elemento de fuerza, pero también de sufrimiento.

A través de su lucha los presos obtuvieron ciertas ventajas

Con estas estrategias, ¿los presos del franquismo obtuvieron victorias en las cárceles?

A través de su lucha los presos obtuvieron ciertas ventajas. Sus protestas les ayudaron, por ejemplo, a no tener que ir obligatoriamente a misa, a no tener que formar cuando se izara la bandera… Les permitieron gozar de mayor movilidad dentro de prisión, de más tiempo de contacto con las familias, de poder recibir la prensa de la época (les llegaba recortada, aunque ya estaba censurada)...

¿Qué relación tenían los presos políticos con la oposición que estaba en la calle?

Era muy estrecha. Los presos políticos necesitaban del apoyo exterior.  Las mujeres y las asociaciones de solidaridad serán claves para llevar elementos básicos como comida o prendas de abrigo, y también elementos informativos, como folletos del partido. Por otra parte, los presos constituyen una figura simbólica muy potente de cara al exterior, pero también en fábricas, universidades… El apoyo exterior se alimenta de la figura del preso político, que ayuda a potenciar las luchas.

Sorprende el espíritu fratricida de la oposición, en unos momentos en que el régimen se cebaba con ella. ¿La represión no unió a los antifranquistas en las cárceles?

La división ya venía de la calle. En los últimos años del franquismo el PCE ha apostado por la política de reconciliación nacional y esto genera rechazo en los sectores más radicales de la extrema izquierda, quizá influenciados por mayo de 1968. Los trotskistas y maoístas acusan al PCE de reformista, pero también hay grandes divisiones en el seno de la extrema izquierda. También hay un gran debate sobre cómo se ha de organizar España tras la muerte de Franco. Los debates son durísimos. Y la supervisión de los partidos políticos sobre sus militantes es estrecha. Incluso se organizan juicios a militantes del partido, dentro de la prisión.

Los presos políticos, cuando piensan en fugarse no es para irse a otro país, sino para continuar oponiéndose a Franco

Cuando los presos políticos que entrevistó salieron a la calle, ¿continuaron oponiéndose al régimen?

Todos los que yo he entrevistado vuelven a la lucha. Y cuando piensan en fugarse no es para irse a otro país, sino para continuar oponiéndose a Franco. Algunos sufren varias detenciones en tiempos de la dictadura. Los que salen de la cárcel después de la muerte de Franco tienen más ilusión de trabajar, tener una familia… Pero continúan movilizándose por una sociedad mejor.

Afirma a Presos contra Franco que los presos actualmente no quieren presentarse como víctimas, sino como luchadores…

Sí, siempre han rechazado su victimización. Esto les da un carácter singular dentro de los movimientos de la memoria histórica, que suelen hacer una construcción del relato basada en la figura de la víctima (bebés robados, familias de desaparecidos…). Los presos políticos presumen de que el régimen los pilló porque hacían algo, y alardean de que sabían en qué se metían, sabían qué consecuencias podían tener sus acciones…

Los ex-presos sienten necesidad de ser escuchados. Nadie ha atendido a sus reivindicaciones

¿El Estado ha compensado de alguna forma a los presos políticos del franquismo?

Se podría decir que no. Ni sus procesos judiciales se han anulado, ni se reconoce el tiempo que estuvieron en prisión como tiempo cotizado, ni ha habido un reconocimiento del Estado a su lucha. Los ex-presos sienten necesidad de ser escuchados, por eso estaban encantados con mi investigación. Nadie ha atendido a sus reivindicaciones.

¿Dónde se sitúan actualmente los ex-presos políticos que ha entrevistado?

La mayoría se sitúan a la izquierda del PCE. Algunos se consideran revolucionarios y otros aposten por la vía democrática.