Josh y Ben Safdie eran inseparables. Hasta que decidieron separar sus caminos. Juntos habían escrito y dirigido filmes tan interesantes como Diamantes en bruto o Good Time: Viviendo al límite (¿la mejor interpretación de Robert Pattinson jamás?). Ahora, esta pareja de hermanos de Nueva York han querido probarse por libre. Siempre está bien alejarte de lo que tienes para volver a apreciarlo. No les ha ido mal el uno sin el otro. El mayor, Josh, ha rodado Marty Supreme, biopic dedicado a Marty Reisman (Timothée Chalamet), un profesional del ping-pong, que con 67 años se convirtió en el campeón más veterano de este deporte. Se estrenará el 25 de diciembre. Celebraremos Navidad con la que dicen que será una de las mejores películas de la temporada.... Con permiso de The Smashing Machine, el film que ha dirigido el hermano pequeño, Ben Safdie. Otro biopic, en este caso, pero, de Mark Kerr, pionero de las Artes Marciales Mixtas. Hoy llega a las salas de cine avalada por el León de Plata al Mejor director que ganó en la pasada edición del Festival de Venecia. Dwight Johnson, su protagonista, también podría haber ganado algún premio.
Gymbro, pero buena persona
Pocas cosas gustan más a los yanquis que las historias de redención, de ganadores que pasan a ser perdedores para después volver a levantarse. De esto, la factoría de Hollywood sabe hacer oro. The Smashing Machine, película maravillosamente facturada, con una relectura lejos de tópicos de la masculinidad gymbro, es un ejemplo paradigmático: la vida de Mike Kerr, campeón universitario de lucha olímpica que, después de idas y venidas, victorias y derrotas en la jaula, acabaría convirtiéndose en una de las primeras grandes estrellas de la ahora altamente popular UFC. Ecuación a la que hay que sumar las interpretaciones de una Emily Blunt que nunca falla y de un Dwight Johnson que se ha pasado una o dos pantallas como actor. Muy probablemente, el hecho de que se identificara en más de un momento con el personaje al que daba vida, ha ayudado a que entregara su mejor interpretación hasta el momento. "Demuestra que Johnson es un actor real y un potencial futuro ganador del Oscar (...) Safdie le pidió a la estrella que se mostrara vulnerable por primera vez en su carrera y es algo digno de ver", enfatizaba el diario británico The Independent, en su reseña del primer film en solitario de Ben Safide. Y, salvo que lo del Oscar puede resultar un poco hiperbólico, suscribimos el resto de la crítica. Aún más, no sería nada extraño si en algún momento se te cae una lágrima, disfrutando del trabajo del rocoso Johnson. Yo he llorado con The Smishing Machine y no me da vergüenza decirlo.
"Para mí, The Smashing Machine no es una película sobre lucha, aunque esté muy presente en la historia. En realidad es una historia de amor entre Mark y Dawn (interpretada por Blunt) y de Mark con la lucha. Es una película sobre la suerte de estar vivo y sobre la transformación de una relación", declaraba el cuadrado actor estadounidense en rueda de prensa durante su visita al festival de Venecia, antes de enfatizar en lo importante que ha sido la ópera prima en solitario de Ben Safdie en su confianza como actor. "Yo tenía una voz, un deseo ardiente, de ver qué más podía hacer", señalaba. "A veces no sabes de lo que eres capaz cuando estás encasillado hasta que gente que te quiere y te respeta, como Emily (Blunt) y Benny (Safdie), te dicen: ‘tú puedes crear otra cosa’”. Y Johnson, en The Smashing Machine, ha creado otra cosa. "Cuando estás en Hollywood, todo gira alrededor de la taquilla. Y aunque me gustó hacer las películas que me han convertido en la estrella que soy hoy", admite que desde hace años miraba a su alrededor y se preguntaba si viviría sus sueños o los de otros. “Ahora vivo mis sueños y hago lo que me gusta”. Definitivamente, una historia, la de Johnson, la de Kerr, de esas que tanto gustan a los yanquis. Y a nosotros... también.