Si uno se fija, podrá observar fácilmente que el "Bones Festes" ha desplazado al "Bon Nadal" de la misma manera que Halloween ha aparcado a la Castanyada o las rebajas del Black Friday —costumbre estadounidense— han acabado por imponer a establecimientos y consumidores un calendario de compras con descuento que hace un tiempo no existía. Todo ello está provocando, de manera casi imperceptible, que se feliciten genéricamente las fiestas, y que las costumbres —no las creencias que cada uno pueda tener— acaben siendo desplazadas. Porque se puede no defender ninguna religión y reivindicar lo que somos y de dónde venimos. Nuestras fiestas y nuestras tradiciones tienen su raíz en el cristianismo, que ha sido la religión mayoritaria en nuestra sociedad durante muchos siglos.

Después del políticamente correcto "Bones Festes", alguien tendría que explicar, por ejemplo, por qué hay vacaciones desde el 20 de diciembre hasta el 7 u 8 de enero. No es porque después de un cuatrimestre lectivo se considere que los alumnos han de hacer un descanso de veinte días para recuperar el estímulo de aprender y adquirir una buena formación. Se puede saltar este capítulo sin explicación alguna, igual que el pesebre, el día de Reyes o las vacaciones de Semana Santa. Pero arraigarse en un municipio o en un país es adaptarse y conocer sus tradiciones. Así ha sido siempre, no sé por qué ahora no tiene que seguir siendo igual. De la misma manera que aquí se respeta las fiestas de los musulmanes o los judíos.

El "Bon Nadal" es inclusivo. También para los recién llegados, es la mejor manera de integrarlos y ayudar a que se integren

Ahora ya hay empresas que optan por enviar una tarjeta de felicitación —las menos— o un e-mail donde el mensaje es "Bones Festes", nunca "Bon Nadal". Las administraciones, de manera muy mayoritaria, optan por el anodino "Bones Festes" que consideran más inclusivo que el "Bon Nadal" y neutro en unos tiempos de desaparición de valores. Quizás valdría la pena ejercer una cierta militancia activa del "Bon Nadal" y recordar que si no lo hacemos nosotros, acabará sucediendo como con el uso de la lengua catalana, de la que, barómetro a barómetro, y cada vez más, los hablantes son menos y nos conformamos con comentarlo en casa, poner el grito en el cielo y poca cosa más.

El "Bon Nadal" es inclusivo. Deseemos a nuestros amigos, a nuestras familias o a todos aquellos que queramos, "Bon Nadal". También a los recién llegados: es la mejor manera de integrarlos y ayudar a que se integren. Un rotundo "Bon Nadal" y aparquemos el inexpresivo "Bones Festes". Un "Bon Nadal" que nos permita soñar con que la magia de la Navidad nos acompañe todo el año o un "Bon Nadal" tan ambicioso que nos permita soñar conque todos nuestros sueños se hagan realidad. O algo mucho más sencillo, lleno de esperanza, amor, paz y felicidad para desearnos "Bon Nadal".