Mataró, 30 de julio de 1611. Hace 412 años. Pere Roca d'Oristà, conocido popularmente como Perot lo lladre o Perot Rocaguinarda, embarcaba en una galera con dirección a Nápoles. Roca, el capitán más poderoso del bandolerismo del partido señorial, denominado nyerro, se había acogido a un indulto propuesto por el virrey hispánico Héctor de Pignatelli, duque de Monteleone (1610) y confirmado por su sucesor Pedro Manrique. En el reino de Nápoles, que en ese momento era un estado de la monarquía hispánica, y en virtud de los pactos de dicho indulto, el capitán bandolero Rocaguinarda se convertiría en capitán del Tercio hispánico Pedro Roca y, según algunos documentos, en él permaneció, como mínimo, un cuarto de siglo (1611-1635).

La larga sombra de Rocaguinarda

Pero, hasta ahora, no conocemos ni la fecha de su defunción ni el lugar donde le alcanzó la guadaña de la muerte. Sorprendentemente, su partida de defunción (no la de un cualquiera, sino la de un capitán del ejército de la primera potencia del momento) no consta en ningún archivo militar. El misterio Rocaguinarda se dimensiona cuando la investigación moderna lo sitúa, poco después de su militarización, de nuevo en Catalunya, dirigiendo desde la sombra el asalto al convoy real de moneda de La Panadella (30 de diciembre de 1613), el "tren de Glasgow" del bandolerismo catalán y la prueba definitiva de la existencia de un perverso eje de corrupción que unía las altas instancias de la cancillería hispánica de Madrid y el partido bandolero nyerro. ¿Quién era, realmente, Perot Rocaguinarda?

Mapa de Catalunya (1608). Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapa de Catalunya (1608) / Fuente: Cartoteca de Catalunya

¿De dónde salía Perot Rocaguinarda?

Pere Roca había nacido y se había criado en la masía Rocaguinarda, en Oristà, en la comarca del Lluçanès, en 1582, coincidiendo con el fin de la primera fase del bandolerismo (la de pequeñas "cuadrillas") y el inicio de la etapa de máxima intensidad (la de formación de grandes grupos a caballo, armados con artillería móvil). Pere Roca fue un producto de su tiempo y formó parte de los circuitos que engrosaban aquel fenómeno. En 1601, con diecinueve años, inicia su particular carrera con un movimiento sospechoso y, a la vez, revelador: según algunas fuentes coetáneas, se marcha a Vic con su hermano mayor, Cebrià, para aprender un oficio. Es decir, heredero y segundón —en edad de asumir un rol activo en su universo familiar— desaparecen para instalarse como jornaleros en una casa desconocida.

El inicio de la carrera bandolera de Perot Rocaguinarda

Pero Cebrià y Pere Roca ni se van porque la masía familiar no tenga recorrido, ni se van a una casa desconocida. La investigación moderna revela que durante los años inmediatamente posteriores, la masía Rocaguinarda seguiría produciendo como lo había hecho durante siglos. Y que los hermanos Roca se instalaron en casa del líder nyerro Carles de Vilademany —muy bien relacionado con los Roca de Oristà, probablemente por cuestiones no estrictamente agrarias—, no para aprender el oficio de herrero o de carpintero, sino para incorporarse a su grupo bandolero. Lo cual hace pensar que, en la sociedad catalana de la época —cuando menos en algunos sectores importantes—, la actividad bandolera también era considerada un oficio.

El duque de Lerma y Pere Franquesa. Fuente Museo Fundacion Lerma y Wikimedia Commns
El duque de Lerma y Pere Franquesa / Fuente: Museo Fundación Lerma y Wikimedia Commons

La carrera bandolera de Perot Rocaguinarda

El ascenso de Pere Roca fue meteórico. Dotado de unas extraordinarias capacidades de liderazgo y sentido de la estrategia militar; enseguida se convirtió en jefe de grupo (1603). Y sus "hazañas" lo convertirían en el capitán más destacado del partido nyerro y en uno de los dos grandes de este fenómeno en Catalunya. En esta carrera ascendente, se relacionaría con personalidades como Joan Terès, arzobispo de Tarragona y confesor del rey hispánico Felipe III, y Miquel d'Alentorn, gran prior de la orden de Sant Joan de l'Hospital y, más tarde, president de la Generalitat, que fueron consecutivamente, jefes políticos del bandolerismo nyerro, o con el declarado nyerro Vicent Garcia, rector de Vallfogona y muy bien relacionado con el aparato de estado del ministro plenipotenciario Lerma.

Perot Rocaguinarda y el rector de Vallfogona

Precisamente la relación entre el gran bandolero y el gran literato es la que desmitifica el fenómeno. Ni Pere Roca era Robin Hood, ni Vicent Garcia era Little John. El bandolerismo catalán del barroco era la versión catalana de un fenómeno más general que en Sicilia se denominó mafia y que en Nápoles bautizaron con el nombre de camorra. Pere Roca y su grupo, aunque representaban la cara más siniestra del bandolerismo (la señorial), eran paradójicamente recibidos y aclamados como héroes en muchos pueblos que habían sufrido, durante siglos, la opresión de los barones feudales. En Vallfogona, pueblo del rector, eran frecuentemente ocultados, y Vicent Garcia proclamaría, sin temor a represalias, que Rocaguinarda era "el millor pillard del cristianisme".

Joan Terés y Francesc Robuster, cabezas|cabos|jefes políticas del bandolerismo nyerro y cachorro. Fuente Wikimedia Commons
Joan Terès y Francesc Robuster, jefes políticos del bandolerismo nyerro y cadell / Fuente: Wikimedia Commons

El asalto de La Panadella y el "fantasma" Rocaguinarda

El 30 de diciembre de 1613, en Els Hostalets de la Panadella (la Segarra), un grupo de 400 bandoleros nyerros a caballo, armados hasta los dientes, masacraron a los 250 Tercios hispánicos que custodiaban un convoy de moneda que transportaba tres millones de ducados castellanos (el equivalente actual a unos 500 millones de euros). Aquel "golpe", que podemos perfectamente catalogar como "el tren de Glasgow catalán", fue dirigido por el joven Pere Barba dels Carbonells, que se había formado a la sombra de Rocaguinarda. En ese momento, Pere Roca estaba, oficialmente, en Nápoles sirviendo a Felipe III, pero algunos detalles del asalto revelan que el de Oristà habría dirigido el operativo desde la sombra. Probablemente desde no muy lejos del lugar del asalto.

El asalto de La Panadella y la turbia relación con el aparato de gobierno hispánico

El tesoro del convoy de moneda de La Panadella tenía una larga historia. Era el resultado de la confiscación a Pere Franquesa, secretario y "socio" del ministro plenipotenciario Lerma en la mayor trama de corrupción jamás urdida en la monarquía hispánica, y víctima propiciatoria de la operación de desarticulación por su doble condición de catalán y de descendiente de judíos conversos. Aquel tesoro era para pagar los sueldos retrasados de los Tercios hispánicos en Flandes, que, mientras no cobraban, se autoconcedían anticipos saqueando, violando y asesinando a la población civil. Aquel tesoro no llegó nunca a su destino. Fue asaltado y repartido entre los varios "socios" que tramaron y ejecutaron el "golpe".

Lope de Vega y Vicent Garcia. Fuente Museo Lázaro Galdiano y Ayuntamiento de Barcelona
Lope de Vega y Vicent Garcia / Fuente: Museo Lázaro Galdiano y Ajuntament de Barcelona

La sospechosa relación de Rocaguinarda con el poder

Cuando Pere Roca se acogió al indulto Monteleone-Manrique, era el hombre con más crímenes a sus espaldas de la época. Acumulaba un extenso historial de asaltos a masías, molinos, hostales, pueblos, villas y ciudades. Incluso, en febrero de 1610, había desafiado a todos los poderes asaltando Vic con un ejército de 200 bandoleros a caballo, con la pretensión de asesinar a los dirigentes locales del partido rival. Pero, en cambio, y muy reveladoramente, no tuvo demasiados problemas para obtener, poco después, el perdón del poder. Un indulto al que nunca tuvieron acceso otros capitanes bandoleros, como Gabriel Torrent de la Goula "Trucafort" o Joan Sala Ferrer "Serrallonga", del bando cadell y con muchos menos crímenes a sus espaldas. ¿Por qué?

¿Quiénes eran los "socios" del "golpe" de La Panadella y qué papel tenía Rocaguinarda?

La respuesta al interrogante nos la sugiere la arquitectura de la trama de La Panadella. La investigación moderna ha averiguado un curiosísimo eje jalonado por varias estaciones: Felipe III hacia Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma y ministro plenipotenciario; hacia Pedro Fernández de Castro, secretario de Lerma; hacia Luis Fernández de Córdoba, secretario de Castro; hacia Lope de Vega, secretario de Córdoba; hacia Vicent Garcia, amigo de Lope y protegido de Joan de Montcada, arzobispo de Tarragona y jefe político del bandolerismo nyerro en el momento del asalto; y hacia Pere Barba dels Carbonells, capitán del grupo que asalta el convoy... o hacia Pere Roca de Oristà, que, oficialmente, estaba en Nápoles sirviendo a Felipe III y, extraoficialmente, estaba en La Panadella sirviendo a...