El actor catalán Eduard Fernández ha aprovechado la entrega del Premio Nacional de Cinematografía, este sábado, para denunciar con contundencia los bombardeos y la violencia del ejército de Israel en la Franja de Gaza. Con una kufiya palestina en el cuello y visiblemente conmovido, Fernández ha declarado desde el escenario que le cuesta "encontrar palabras" para describir las "atrocidades" y "salvajadas" cometidas contra el pueblo palestino. "Como dijo el poeta, son gritos al cielo y actos en la tierra", ha afirmado el actor, que ha defendido que la cultura tiene que ser un "reflejo" del momento histórico que atraviesa el mundo. Fernández ha lamentado que ante lo que considera un "genocidio", quien no se sienta interpelado tiene "un problema profundo de humanidad". En un discurso cargado de simbolismo y crítica política, ha advertido que "Gaza es un espejo donde salimos todos. Quien se ponga de espaldas, sale de espaldas".

Parafraseando a William Shakespeare, Fernández ha reivindicado la función del arte como espejo de la realidad, recordando que el objetivo de la actuación ha sido siempre "servir de espejo a la naturaleza, mostrar la virtud en su forma y en cada edad y época". Con estas palabras, el actor catalán ha querido justificar el tono político de su discurso, insistiendo en que no podía recibir un premio público sin denunciar antes la situación en Gaza. "Por respecto a mi oficio, quiero reivindicar la barbaridad de lo que está pasando en Gaza", ha dicho, visiblemente afectado. Fernández ha criticado abiertamente los debates sobre terminología en torno al conflicto: "Es una salvajada discutirse por una palabra. Sé que legalmente es importante, pero dejar morir a los niños de hambre de la manera más bestia y cruel da exactamente igual, pongas la palabra que pongas", ha sentenciado.

En uno de los momentos más emotivos de su discurso, Fernández se ha puesto el pañuelo palestino y ha leído en voz alta el nombre de cinco niños de menos de dos años muertos en Gaza. El actor ha descrito el conflicto como el "fracaso" de una época incapaz de preservar la vida y la dignidad, y ha defendido la necesidad de no guardar silencio. "No podemos dejar de decirlo para ver si podemos conservar nuestra dignidad como personas", ha afirmado con firmeza. Fernández ha entrado al acto acompañado del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que ha querido agradecerle —en catalán— su compromiso con las "causas justas" y ha subrayado la "unanimidad" que genera su trayectoria dentro del mundo del cine. "Si entre nosotros hubiera más Eduards Fernández, este mundo sería un poco mejor", ha concluido al ministro.

El escenario como refugio vital

Fernández, que ha confesado haber sentido una "gran emoción" cuando le comunicaron que había sido galardonado con el Premio Nacional de Cinematografía, ha aprovechado el discurso para mirar atrás y recordar sus inicios en el mundo de la interpretación. El actor ha explicado que empezó su carrera como actor cuando todavía era menor de edad, trabajando en el teatro japonés, y ha compartido una reflexión íntima sobre el papel que el escenario ha tenido en su vida: "Actúo porque no sabía cuál era mi sitio en la vida y en el escenario encontré un lugar seguro". El acto también ha contado con la participación de la cineasta Mar Coll y del director Jon Garaño, que han elogiado la trayectoria de Fernández y han compartido anécdotas personales con el actor durante varios rodajes.