François Alfonsi (Ajaccio, 1953) es eurodiputado de Los Verdes y de Alianza Libre Europea. Alfonsi tiene una larga trayectoria dentro de la esfera política del nacionalismo corso. Después de participar de proyectos como la Unión del Pueblo Corso o Corsica Nazione, donde ostentó una consejería territorial, en el 2001 fue escogido alcalde de Osani con un partido del cual es miembro fundador: el Partido de la Nación Corsa. También es codirector del diario Arriti.

¿Según su opinión, Catalunya se podría convertir en un hub en la macrorregión mediterránea? ¿Qué potenciales encuentra en nuestro país?

En el vasto espacio del Mediterráneo, el lugar que ocupa Catalunya es destacado, sobre todo si hablamos del Mediterráneo Occidental. Gracias a su fuerza económica y política, su influencia puede ser motor de todas las políticas que hay que impulsar para resolver los problemas que afronta este gran espacio europeo, en particular los problemas medioambientales que amenazan su biodiversidad y su futuro como pulmón del sur de Europa.

En el vasto espacio del Mediterráneo, el lugar que ocupa Catalunya es destacado

¿Cuáles son ahora mismo las prioridades más determinantes en el Mediterráneo?

Necesitamos un marco de cooperación eficaz si queremos promover soluciones comunes para todos nosotros: estados y regiones del Mediterráneo, islas, territorios costeros... Las estrategias macro-regionales se han implementado en otras cuencas marítimas, como el mar Báltico, por ejemplo. Los países y regiones de la zona adriática-jónica ya han avanzado en muchas cuestiones en las dos orillas del mar Adriático y al mar Jónico, gracias a una estrategia macro-regional iniciada ahora hace diez años. El Mediterráneo Occidental tiene que hacer lo mismo, porque los territorios que la limitan tienen problemas comunes que se interrelacionan entre ellos. Por otra parte, en el Mediterráneo Oriental, Europa tiene que redefinir su proyecto, su organización operativa y sus normas de diálogo, y hacerlo a pesar de las dificultades políticas que han brotado en los últimos años. Que sea difícil no quiere decir que tengamos que quedarnos de brazos juntos. ¡Al contrario!

Necesitamos un marco de cooperación eficaz si queremos promover soluciones comunes para todos nosotros

En términos estratégicos, ¿cree que estamos experimentando cambios significativos a la macrorregión mediterránea?

La inercia es la principal responsable del deterioro del Mediterráneo. Eso se traduce en más incendios, más residuos en el mar, más contaminación portuaria y a las rutas marítimas, más daños a la biodiversidad, etc. Y el problema es común en todos, porque el mar nos interconecta: los residuos vertidos en Córcega pueden acabar flotando perfectamente en la superficie de la costa catalana, y el aire que respiramos en Córcega se ve afectado a veces por la contaminación emitida en Barcelona, Marsella o Milán. Sin coordinación y cooperación, estas problemáticas irán creciendo sin traba, y todos nos veremos afectados.

¿Qué cambios están ocurriendo en el Mediterráneo con respecto a las alianzas entre regiones? ¿Qué relaciones son las más estables actualmente?

Aquí encontramos dos tendencias. Por una parte, la de la orilla norte Unión Europea adentro, donde el sentido de pertenencia es bastante alto y garante que el entendimiento se traducirá en estrategias macro-regionales comunes. Por otra parte, Europa está desarrollando medios de cooperación en beneficio de los países vecinos de la orilla sur. Estoy convencido de que podemos compartir los mismos objetivos y armonizarlos, y que eso dinamizará estas políticas de vecindad.

La inercia es la principal responsable del deterioro del Mediterráneo

¿Las crisis climática y energética incrementarán la interdependencia entre las regiones mediterráneas o, sino al contrario, nos dividirán y atomizarán? En este sentido, ¿cree que el proteccionismo y el centralismo crecerán en los estados de la zona EuroMed?

El proteccionismo no es bueno para nadie, y las estrategias macro-regionales son precisamente el medio para abrirse a los otros, especialmente en los países de la orilla sur. Sin duda, conozco todas las dificultades que han ocurrido recientemente entre Marruecos y Argelia, en Libia; y, más en el este, entre Grecia, Chipre y Turquía; sin olvidar la situación muy degradada del Líbano y Siria. No estoy seguro de que las estrategias macro-regionales por sí solas animen en las regiones en conflicto a cooperar de un día para otro. Pero si no tratamos de actuar, estoy absolutamente seguro de que estos conflictos no se resolverán nunca. Centrándose en objetivos consensuados, implementando toda la fuerza motriz que la Unión Europea puede proporcionar, y abordando las crisis a nivel regional, local y estatal, estas estrategias pueden tener éxito.

Cada uno de los países mediterráneos, como cualquier otra nación, tiene sus intereses. Según su opinión, ¿cómo podríamos establecer una agenda común para los próximos años?

Si hablamos del Mediterráneo norte, estoy convencido de que la implicación de un actor fuerte como la Generalitat de Catalunya es imprescindible por varios motivos. Tanto en Francia como en España, las capitales están muy alejadas de la orilla del Mediterráneo, y estos países sólo invertirán en políticas favorables a la macrorregión si las autoridades regionales y locales los impulsan en hacerlo. Por otra parte, Barcelona es la sede de la Unión para el Mediterráneo, un hecho que para mí tiene un simbolismo esencial.

En la Mediterrània norte, un actor fuerte como la Generalitat de Catalunya es imprescindible

¿Nos podría dar algún ejemplo de cómo la colaboración multinivel entre gobiernos ha dado frutos dentro de la macrorregión mediterránea?

En las estrategias macro-regional, son las regiones participativas y con ganas de trabajar con el resto de actores, las que se acaban volviendo determinantes. En Italia, por ejemplo, para la estrategia macro-regional adriático-jónica, la región de Marques no era la mayor, pero se decidió que estuviera allí donde se instalara la sede central; en|a Ancona. Eso es una lección para Catalunya: Marcas fue escogida porque tenía la iniciativa. Los resultados de este plan estratégico, diez años después de implementarse, son indiscutiblemente positivos. Las dos orillas del Adriático han llevado a cabo numerosas cooperaciones, y eso contribuye a preparar la adhesión de otros candidatos a entrar a la Unión Europea; es un desarrollo que se articula en términos colectivos. Si conseguimos replicar esta experiencia —o incluso amplificarla— en otras zonas orientales y occidentales de la cuenca mediterránea, habremos empezado a redirigir la tendencia hacia una macrorregión más próspera, más ecológica y más pacífica. Una estrategia macro-regional tiene que tener en cuenta cada situación y las prioridades de cada comunidad miembro. Las contradicciones existen, claro está; y habrá que superarlas. Pero una verdad es clara: si no subimos el listón, no saldremos adelante.