En la sociedad en la que vivimos pasamos un sinfín de horas al día o trabajando o recibiendo flujos constantes de información y estímulos que no permiten descansar a nuestro cerebro. Y, si este no tiene la oportunidad de relajarse y resetearse, pasa factura al estado de ánimo, el rendimiento y la salud. Por eso es necesario de vez en cuando permitirse periodos de inactividad mental en los que se debe dejar divagar a la mente o que soñemos despiertos.

La situación es aún peor para aquellas mujeres trabajadoras que viven con una exigencia mayor y siguen combinando una mayor asunción de trabajo en casa y fuera de ella. Pero lo cierto es que un estilo de vida acelerado puede minar la productividad, la creatividad y la felicidad.

La red neuronal por defecto

Nuestro cerebro está diseñado para tener períodos de descanso regulares. De hecho, los expertos consideran que tiene modos principales de procesamiento. Uno está orientado a la acción y nos permite concentrarnos en tareas, resolver problemas y procesar datos y el otro, llamado red neuronal por defecto (RND), que se activa cada vez que la mente se toma un descanso.

Pasar tiempo en este estado es fundamental para rejuvenecer el cerebro, promover el bienestar, la inteligencia y la creatividad. El RND proporciona a nuestra mente la oportunidad de reflexionar: nos ayuda a pensar y planificar para el futuro y resolver problemas. Se sabe que más del 30% de las ideas creativas se originan cuando se hacen actividades no relacionadas con los trabajos habituales. Además, también juega un papel clave en la formación de recuerdos. 

Pero, ¿cuándo debe predominar? Aunque no existe una receta estricta, los expertos recomiendan un período de descanso cada 90 minutos o cuando el cerebro tenga signos de agotamiento, como puede ser la incapacidad de concentrarse. En esos momentos hay que ponerse a divagar, bien sea descansando o haciendo una actividad como pasear que sea automática y no requiera actividad mental.

Descanso en el trabajo / Unsplash

Cómo descansar el cerebro

Para que este periodo sea especialmente reparador, se recomienda seguir las siguientes recomendaciones.

En primer lugar, ignorar el teléfono y olvidarse un rato de mensajes, llamadas o redes sociales, una actividad que puede resultar muy estresante. Si es necesario, se pueden establecer límites mediante usos de aplicaciones existentes para tal efecto.

En segundo lugar, es mejor optar por actividades que permitan un contacto con la naturaleza. Dejar que la mente divague mientras paseas por un parque es más reparador que cuando caminas por una calle, según una investigación de la Universidad de Michigan. Los entornos urbanos producen distracciones, pero los espacios verdes tienen sonidos relajantes que no interfieren en la actividad mental.

Por último, para aquellos que no logran desconectar, es aconsejable que se lleven a cabo técnicas de descanso y relajación que se pueden llevar a cabo en menos de un minuto, como pueden ser ejercicios respiratorios o de mindfulness.