Además de fumar y comer alimentos procesados, existen muchos otros malos hábitos sutiles que también pueden sabotear lentamente tu bienestar. Algunos de estos hábitos pueden ser difíciles de reconocer, especialmente si son parte de tu rutina normal.

Es posible que no notes ningún efecto dañino de inmediato, pero con el tiempo pueden afectar gravemente tu salud física y tu bienestar psicológico. Estos son algunos de esos hábitos ocultos.

  • Revivir eventos estresantes

Pensar en un evento estresante de tu pasado, ya sea hace cinco años o hace cinco minutos, no es bueno para tu bienestar psicológico porque conduce a un posible incremento de los síntomas depresivos.

En lugar de repetir las cosas que no puedes cambiar, pon tu energía en causas más valiosas, como planificar para el futuro o disfrutar el momento que vives.

  • Ser muy autocrítico

La autocrítica dura puede ser un hábito para toda la vida. Ser demasiado exigente contigo mismo y menospreciarte es malo para tu salud mental. La autocompasión, sin embargo, se relaciona con una mayor salud psicológica y con la resiliencia.

Cambiar tu forma de pensar podría ayudarte a sentirte mejor. Es un hábito difícil de romper, pero con esfuerzo puedes aprender a desarrollar un diálogo interior más amable.

  • Pasar tiempo en las redes sociales

Ya sea navegando por Facebook o viendo imágenes en Instagram, pasar demasiado tiempo en las redes sociales puede ser perjudicial para tu salud mental.

Las redes sociales generan sentimientos de aislamiento. Cuanto más tiempo pasan las personas en las redes sociales, más aisladas se sienten. La mayoría de las personas piensan que las redes sociales les ayudan a sentirse mejor, por lo que siguen entrando con mayor asiduidad.

En lugar de pasarte horas desplazándote por las redes sociales, es mejor que inviertas tu tiempo y energía en interactuar en persona. Queda con un amigo, llama a alguien por teléfono o planifica una cena con tu familia. Las interacciones sociales de la vida real pueden mejorar en gran medida tu bienestar.

Hombre navegando por Instagram / Pixabay
  • Ver la televisión

La ciencia hace tiempo que sabe que ver mucha televisión y hacer poca actividad física en la edad adulta temprana se asocia con una función ejecutiva y una velocidad de procesamiento peores en la mediana edad.

Cambiar el tiempo de ver la televisión por actividad física puede ser muy satisfactorio para la salud del cerebro. De ahí que en lugar de dejarte caer en el sofá después de un duro día en el trabajo, sea mucho mejor salir a caminar o ir al gimnasio. Tanto para tu cuerpo como para tu cerebro.

  • Comer cuando no tienes hambre

Comer emocionalmente, comer por la noche o hacerlo exageradamente en eventos sociales son solo algunas de las razones por las que puedes comer más de lo que se necesitas.

El consumo de calorías adicionales puede causarte sobrepeso. Y el exceso de peso aumenta el riesgo de una variedad de problemas de salud como la diabetes tipo 2, la alta presión arterial, enfermedades cardíacas, apnea del sueño o problemas de riñón.

Por eso es tan importante prestar atención a los momentos en que comer no proviene del hambre biológica. Cuando vayas a caer en la tentación, sal a caminar, participa en una actividad de ocio o medita.

  • Pasar demasiado tiempo sentado

Si trabajas en una oficina, es muy probable que pases mucho tiempo sentado. Y estar sentado durante períodos prolongados es perjudicial para su salud. Incrementa el riesgo de padecer obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Hacer al menos una hora de actividad vigorosa cada día puede ayudar a contrarrestar los efectos de pasar demasiado tiempo sentado. Pero si no puedes hacerlo, trata de moverte durante unos minutos cada media hora para mantener tu cuerpo y mente en mejor forma.