El grupo cervecero Damm y la maltería la Moravia, junto con los productores agrarios Semillas Batlle y Cupasa se han aliado para estudiar el impacto de los fenómenos climáticos extremos en el cultivo de la cebada. El proyecto ResOrMa, que cuenta con la colaboración del centro tecnológico Agrotecnio, prevé mejorar la resistencia de la planta ante los golpes de calor y el rebrote precosecha provocado por las lluvias, factores que afectan directamente a la calidad de estas materias primas necesarias para la producción de cerveza.
Los cambios extremos, "hace variar la calidad de la planta y su capacidad de germinar grano. Entonces, el proceso productivo que se basa en germinar la cebada no lo podemos hacer con la calidad que desearíamos para hacer cerveza", ha explicado la responsable de producción y medio ambiente de la maltería la Moravia del grupo Damm, Neus Prieto.
Con el fin de evitar pérdidas económicas a toda la cadena de valor, el proyecto aborda los golpes de calor durante las etapas reproductivas del cultivo y las lluvias durante la primavera tardía y principios de verano. Así, los investigadores han experimentado en los laboratorios con lluvias artificiales y han modificado las condiciones climáticas de las parcelas en experimentación, situadas en Bell-lloc d'Urgell y Gimenells, ambos municipios de Lleida.
"Montamos unas estructuras de madera por encima de las espigas y las cubrimos para generar un efecto invernadero. Cuando se llena el grano generamos golpes de calor y analizamos cómo responde la planta", ha dicho el investigador de ICREA Agrotecnio-UdL, Gustavo A. Slafer.

Nuevas estrategias de cultivo
Aparte de catalogar el nivel de resiliencia de las variedades actuales que hay disponibles en el mercado, el proyecto también prevé planificar nuevas estrategias de cultivo para mejorar la producción. "Quizás tenemos que empezar a hacer las cosas diferentes, ya nos vamos adaptando campaña tras campaña, pero hace falta identificar qué podemos hacer para aumentar la calidad de la cebada", ha señalado Prieto.
A falta de conclusiones, el proyecto también prevé identificar nuevas variedades más resistentes y por catalogarlas como cerveceras. El estudio, que cuenta con la colaboración del departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, se alargará hasta mayo del 2026.