A simple vista, WASP-43b es un exoplaneta gigante, extremo y lleno de misterio . Sin embargo, gracias al telescopio James Webb , ahora también es el primero de su clase al ser protagonista de un mapa meteorológico completo. Se encuentra a 280 años luz de la Tierra y posee temperaturas que derritan metales, nubes perpetuas y vientos capaces de pulverizar cualquier récord en nuestro planeta.
Éste es el exoplaneta infernal a 280 años luz de la Tierra
Este “Júpiter caliente” , como lo define la comunidad científica, está atrapado en una danza sin rotación: siempre muestra la misma cara a su estrella , como la Luna con la Tierra. Esto crea dos mitades totalmente distinguidas: un hemisferio abrasado por la luz y otro sumido en la oscuridad. Sin embargo, el planeta está repleto de actividad.
Durante 24 horas terrestres, una órbita completa de WASP-43b, James Webb escaneó cada rincón del planeta con su instrumento MIRI , la cámara térmica del telescopio. ¿El resultado? Ahora sabemos que su cara diurna alcanza casi 1250 ºC, mientras que la nocturna ronda los 600 ºC. Lo curioso es que el punto más caliente no está donde cabría esperar, sino desplazado hacia el este. Esto se debe a los vientos que viajan a más de 8.000 km/h.
Taylor Bell, investigador principal del estudio publicado en la revista Nature Astronomy , asegura que “al observar una órbita completa, pudimos calcular la temperatura de distintos lados del planeta a medida que giran”. El propio científico , afirma que “a partir de ahí, podríamos construir un mapa aproximado de la temperatura de todo el planeta ”.
Además del calor extremo y las tormentas sin tregua, hay otra dada que ha dejado perplejos a los científicos : la completa ausencia de metano .
Estamos ante un planeta hostil , con vapor de agua en ambos hemisferios, nubes altas y gruesas en la zona oscura y una atmósfera con mezcla de gasas, pero también ante un cuerpo celeste que para los científicos de nuestro planeta es todo un descubrimiento .
Y es que WASP-43 b es sólo el principio. Esta nueva forma de hacer “meteorología cósmica” promete revolucionar la exploración de planetas fuera del sistema solar. Porque entender sus climas es también, en el fondo, prepararnos para responder a una pregunta que nos obsesiona: ¿hay otros mundos como el nuestro?