Que el petróleo se acaba es algo que se repite desde hace décadas, pero lo cierto es que no acaba de acabarse y que, además, todo indica que la demanda de él que hoy existe menguará durante los próximos años conforme la electrificación de la movilidad personal deje de ser la broma de mal gusto que todavía es hoy y se convierta en una alternativa eficaz y asequible. Reservas, lo cierto, sí que quedan, pero están en lugares cada vez más inaccesibles.

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Nada diferente de lo que sucede con cualquier otro recurso

Lo que sucede ya –y seguirá sucediendo- con el petróleo no es nada diferente a lo que acontece con cualquier otro recurso mineral. Sin ir más lejos, se puede tomar como ejemplo la industria minera del carbón, bien conocida en España: cuando se empieza a explotar un recurso, se aprovechan primero los afloramientos superficiales (fue lo que se hizo con el carbón en lo que hoy es China hace más de 3.000 años), se sigue con las reservas más accesibles (que no son otra cosa que aquellas a las que se accede mediante minas sencillas, que suelen ser túneles horizontales excavados en montañas y colinas) y se acaba perforando pozos verticales que permiten acceder a recursos situados por debajo de la capa freática. Con el petróleo, también hay que ir cada vez más allá y, también, explotar recursos que antes se descartaban como, por ejemplo, las arenas bituminosas o las bolsas situadas bajo el suelo marino. Ahora, cuando ya se han explotado las más accesibles de éstas, la siguiente frontera la marcan las aguas profundas y ultraprofundas.

¿Dónde están?

 Los recursos más interesantes están frente a la costa atlántica de África, en el Mediterráneo Oriental, en Malasia y frente a Uruguay y a Argentina. Cuando se disponía de petróleo más barato y más fácil de explotar, estos yacimientos –que ya se conocían- no eran interesantes, pero ahora, conforme los yacimientos tradicionales se agotan, su interés crece. Wood Mackenzie, consultora especialista en industria petrolera, es clara: durante los próximos años, el gasto en exploración de las petroleras se recuperará de sus mínimos históricos y alcanzará los 22.000 millones de euros anuales. Sólo en 2023, la inversión crecerá en un 6,8%.