Nada sale gratis: clausurar las nucleares que todavía funcionan en Catalunya costará 3.000 empleos y no sólo eso, porque puede causar también la ruina en las comarcas de las Terres de l’Ebre. ¿Se avecina en Catalunya un desastre económico como el que viven hoy las cuencas mineras de León, Asturias y Palencia?

 

La publicación hace unos meses en el BOE del acuerdo que liquidó el Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares evidencia que no va a haber cambios en los planes del actual Gobierno, que planea el cierre de todas las centrales que producen electricidad mediante esta tecnología en 2035. Los últimos anuncios de Sánchez, que advierte a la oposición de que la legislatura en curso será larga, no permiten vaticinar cambios. En Catalunya, si el plan de cierre que maneja el Gobierno se ejecuta, se perderán 3.000 empleos que, además, están en una de las zonas con menor renta de toda Catalunya: la zona sur.

Motores de actividad

Más allá de su papel clave en el mix energético en una Catalunya en la que las renovables no avanzan al mismo ritmo que en el resto del país, las nucleares son motores económicos. Así, y para atenuar el impacto negativo que tendrán los cierres en la zona, la Generalitat activó en su día el llamado Fondo de Transición Nuclear. Los dos reactores nucleares de Ascó y el de Vandellòs entraron en funcionamiento, respectivamente, en 1984, 1986 y 1988. El Fondo, creado el año 2020 con la Ley 5/2020, del 29 de abril, tiene una dotación de 24 millones de euros anuales y permite financiar acciones de desarrollo socioeconómico y de transición energética a en las zonas afectadas por el futuro cierre de las centrales. Los cierres, considera la Generalitat, afectarán de manera directa las comarcas del Priorat, el Baix Camp, la Terra Alta, la Ribera de Ebro y el Baix Ebre, que rodean las centrales nucleares de Ascó y Vandellós. De momento, no existe para la zona ningún recambio y, de aquí a 2035, parece difícil que se instale en la zona nada que pueda generar un volumen de riqueza similar. Desde Econucleares, asociación que defiende el mantenimiento de las centrales nucleares en el mix energético, se adelanta que el cierre comportará, además, problemas ciertos de garantía de suministro. Si las renovables no ofrecen continuidad en la producción y los sistemas de almacenamiento de energía no se multiplican, sólo quedará una alternativa: más centrales de gas. ¿Qué supone eso? Cambiar una industria, la nuclear, que genera empleo de calidad y bien remunerado y produce energía sin emitir CO2 a la atmósfera por sistemas de generación de energía con un combustible fósil que, si bien es cierto que contamina menos que el carbón y el gas, debe importarse.

Cierres en el 2030 y en el 2031

La previsión de cierre por parte del Consejo de Seguridad Nuclear de estas instalaciones está fijada para 2030 y el 2031. Hasta entonces, el desafío para la Generalitat (y para la zona) es identificar alternativas que puedan suplir los 3.000 empleos que se perderán. Mientras, la UE reitera una vez y otra que la producción de energía en centrales nucleares es un sistema sostenible y países como Polonia, Francia, Japón, Estados Unidos, China y hasta Brasil confirman que van a mantener sus centrales nucleares o a construir otras nuevas de tipo compacto, que son mucho más baratas y eficientes.