Las revoluciones, especialmente las industriales y energéticas, no son baratas y a la que está ahora en curso ya le han puesto precio. No es, por supuesto, el coste total, porque inversiones se han realizado ya muchas, pero sí que se trata de lo que falta por invertir si se quiere que llegue a buen término: si Europa pretende culminar con éxito la transformación energética en curso (si no lo hacemos nosotros, China sí lo hará), va a haber que invertir 1,5 billones de euros de aquí a 2030.

descarbonizacion medio ambiente
 

¿Quién lo dice?

El análisis lo ha realizado el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, justo después de recibir el premio José Echegaray, galardón con el que el diario El Economista reconoce la labor de destacadas personalidades de la industria y la economía española desde hace ya cinco años.  Sánchez Galán indicó en su discurso también que, para que esas inversiones sean posibles, hacen falta “políticas energéticas predecibles y marcos incentivadores”.

¿Inseguridad normativa?

Que tales declaraciones tengan lugar pocos días después de conocerse el borrador de la revisión del PNIEC que ha realizado el Gobierno, no parece una coincidencia fortuita. En el documento, se revisan unas previsiones que, desde diferentes sectores, se han valorado de manera negativa. El presidente de Iberdrola lanzó además una advertencia adicional en su discurso: si no hay estabilidad y predictibilidad jurídica, las inversiones “se irán allí donde la encuentren”. Desde 1995, el peso del sector industrial en el PIB español se ha reducido de manera muy notable y, además, en las últimas semanas proyectos que parecía de inicio que se iban a desarrollar en España puede que acaben en otros países de nuestro entorno en los que la reindustrialización queda fuera del debate político.

Un ejemplo es la fábrica de coches que iba a construir Tesla en Valencia, un proyecto que el gobierno saliente de Ximo Pugi filtró a la prensa enfadando a Elon Musk, quien de inmediato se reunió con Macron y Meloni para valorar otras opciones y que, incluso, podría estar pensando en Portugal como emplazamiento final. En todo caso, se sabrá a fin de año. El mal hacer de exministros como Pedro Duque (se enfrentó directamente a Musk en Twitter) y que Sánchez no se haya reunido con él parece que harán que, cuando a finales de año Musk indique donde va a levantar finalmente la fábrica, tome una decisión que no gustará aquí. ¿Se refiere a este tipo de cosas Sánchez Galán cuando habla de previsibilidad y seguridad jurídica? A veces, da la impresión de que, en España al menos, todos los gobierno salientes hacen bueno aquel dicho tan soez en el que se habla de conventos, tiempo y ciertas actividades.