Indígenas amazónicos han invadido el área restringida de la COP30, tal como se ve en los vídeos que se han hecho virales en las redes sociales. Con el objetivo de protestar contra el impacto del calentamiento global en la salud de las personas, los indígenas y otros activistas han superado los arcos de seguridad y han accedido este martes por la tarde al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU donde se desarrollan las negociaciones climáticas. La acción ha generado una escena de caos porque ha coincidido con el momento en que muchos de los miembros de las delegaciones nacionales querían salir del recinto. Después de unos minutos, el equipo de seguridad de las Naciones Unidas ha expulsado a los manifestantes.

"¡La crisis climática es una crisis de salud!", han gritado los participantes de la protesta, entre los que se encontraban los mencionados indígenas y profesionales sanitarios. El hecho es que en pocas regiones se siente tanto el impacto del cambio climático sobre la salud como en la Amazonia, donde se ubica Belém (donde se celebra la COP30). El año pasado, la Amazonia sufrió una sequía histórica que se vio agravada por diversos incendios. Y eso no es todo: aumentaron los casos de enfermedades respiratorias y también los de dengue, ya que la subida de las temperaturas acelera la reproducción de los mosquitos que transmiten el virus. "He vivido décadas en Belém y nunca he tenido dengue. Ahora, todo el mundo lo contrae... Se ha convertido en una enfermedad urbana", afirma a Efe una de las manifestantes, Lena Peres, una infectóloga de 53 años que trabaja para el Ministerio de Salud brasileño.

 

Como ya sabemos, el problema no es solo en la Amazonia. Es en el Mediterráneo occidental y es en países tan fríos como Canadá, donde la médica de familia Melissa Lem tiene que trabajar con el efecto de las temporadas de incendios sobre sus pacientes. Unas temporadas de incendios que cada vez son más intensas. "En estas épocas, hay más ataques de asma y casos de diabetes", ha explicado a Efe esta profesional que preside la asociación canadiense de médicos por el medio ambiente y que ha viajado desde Vancouver para participar en la COP30.

Es en este contexto que los médicos se han unido a los indígenas amazónicos para exigir la paralización de la extracción de combustibles fósiles, que son la principal causa del calentamiento global. Asimismo, han apuntado a la necesidad de soluciones a corto plazo para afrontar una crisis climática que ya es una realidad. Entre las medidas que reclaman, mascarillas y aislamiento del interior de las viviendas para prevenir enfermedades respiratorias; y para virus tropicales como el dengue, el innovador método Wolbachia, que consiste en introducir una bacteria en los mosquitos que les impide reproducir el virus. El médico argentino Sergio Sosa-Estaní, director de la oenegé DNDi para América Latina, apuesta por reforzar los sistemas de vigilancia sanitaria y por desarrollar medicamentos accesibles para poblaciones desatendidas: "Las autoridades están tomando conciencia del impacto climático sobre la salud. Es algo que debe formar parte de la agenda de adaptación".

 

Tal como habíamos dicho, los manifestantes han irrumpido en la llamada zona azul de la COP30 y han exigido "gravar a los millonarios", al tiempo que han protestado contra la explotación petrolera de la Amazonia. Han podido entrar en el Parque da Cidade, cerrado para hacerlo servir como sede de la cumbre, y han cargado contra el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, por el "ridículo" que interpreta cuando, al fin y al cabo, "destruye el clima" con las perforaciones petroleras autorizadas en la cuenca del Amazonas. "El gobierno miente diciendo que la Amazonia está bien, que los pueblos indígenas están bien. Si estuviéramos sanos, no estaríamos aquí protestando", ha declarado al diario Folha el chamán Nato Tupinambá, presente en el momento de la irrupción.

Los manifestantes han llegado de la Marcha Mundial por la Salud y el Clima a las calles de la ciudad y se han enfrentado con los guardias de seguridad, dos de los cuales han resultado levemente heridos. "El equipo de seguridad brasileño y de la ONU ha tomado medidas para proteger el lugar, siguiendo todos los protocolos de seguridad establecidos. El gobierno brasileño y las autoridades de la ONU están investigando el incidente. El lugar es seguro y las negociaciones de la COP continúan", ha declarado un portavoz de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Por su parte, las organizaciones involucradas en la Marcha Global se han desmarcado de la acción. Es la primera vez en tres años que la cumbre climática de la ONU se celebra en un país que permite abiertamente las manifestaciones, después de las ediciones en Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Azerbaiyán.
 


 

 

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