Víctimas o sus familiares y causantes de accidentes de tráfico en Barcelona tienen un espacio para darse explicaciones, pedir perdón, y responsabilizarse de la acción cometida. Es el servicio de justicia restaurativa, que el Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB) ha puesto en marcha -a través de su Centro de Resolución Alternativa de Resolución de Conflictos (ADR, por sus siglas en inglés)- en un convenio de colaboración con la Guardia Urbana de Barcelona, que es paralelo al proceso judicial. El plan piloto, iniciado el verano pasado, ha finalizado con una treintena de casos con un "resultado positivo" y con el objetivo de que la administración -además de obligar a los ciudadanos a intentar llegar a acuerdos antes de poner un pleito, como recoge la ley 1/2025- también apueste por estos espacios restaurativos. En concreto, la justicia restaurativa es un modelo de resolución de conflictos para reparar el mal causado a las víctimas y reintegrar al infractor o victimario a la sociedad, a través de un proceso de diálogo y participación de todas las partes afectadas.
No es un tema menor. Los accidentes de tráfico son una lacra social, y este 2025 (a falta de los últimos datos) se han registrado 6.133 accidentes con víctimas en Barcelona, de los cuales 223 graves y 11 víctimas mortales, las mismas que las registradas en 2024, según los datos del consistorio barcelonés. Los accidentes no son solo cifras, detrás hay personas y familias.
Asumir responsabilidades
Por ello, desde la Abogacía de Barcelona se ha puesto en marcha el servicio de justicia restaurativa con el objetivo de facilitar a las víctimas de accidentes de tráfico y sus familiares, más allá de la reparación económica, la posibilidad de disponer de una interlocución con la persona causante del siniestro, con la intervención de profesionales para garantizar un espacio seguro, con todo lo que ello puede aportar de información adicional respecto a las circunstancias y la comprensión de estas, y la posibilidad de recibir una reparación con un carácter emocional, y poder trabajar la aceptación de los hechos sucedidos, se indica desde el ICAB. Para la persona causante del accidente, supone también un espacio para compartir explicaciones, y comprender lo que los hechos han supuesto a la otra parte.
“Es una reparación que no dan los juzgados, aparte de recibir una indemnización años después”, afirma la directora del Centro ADR- ICAB, Sofía Torras, en conversación con ElNacional.cat, que añade que en los procedimientos judiciales “todo es muy anónimo, pero la realidad es que las personas no somos insensibles”. Precisamente, el plan de justicia restaurativa, impulsado por la abogacía y la Guardia Urbana ha sido escogido como la mejor iniciativa en mediación de 2025 por parte del Departament de Justicia. “El objetivo de esta prueba piloto es el de poder humanizar la justicia. Nuestra experiencia a escala cualitativa es más que notable y destacable. Se ha de valorar es que se está facilitando un espacio donde el victimario puede asumir y expresar la situación ante la víctima”, ha declarado el secretario del ICAB, Carles García Roqueta.
Menores y patinetes
Las cifras del plan piloto no son voluminosas, ya que lo que se quería demostrar es que el sistema funciona y es necesario. El intendente de la Guardia Urbana Carles Pastor es el encargado de escoger los casos que se pueden derivar al servicio de justicia restaurativa, donde expertos del centro ADR, de forma gratuita, se entrevistan con la víctima para ver si quiere hacer este proceso.
En el plan piloto, había casos que ya estaban judicializados y otros no. El ICAB detalla que en el 45% de los casos había implicados un conductor de un vehículo y de una moto; en el 30% un conductor de un vehículo y un peatón; en un 15% un conductor de patinete o bicicleta y un peatón, y en un 10% un conductor de un vehículo de motor y un patinete o quad.
La directora del Centre ADR-ICAB explica que en Barcelona hay “muchos transportistas” que circulan por la ciudad, que “todo el mundo puede cometer una imprudencia”, pero “en el momento del accidente todo el mundo está con los ánimos muy encendidos”. El servicio de justicia restaurativa, explica Sofía Torras, ha permitido, por ejemplo, que algún responsable de un accidente reclame a su aseguradora el pago sin demora al afectado. O casos de atropellos en patinete -que van al alza- y tener sin aseguradora que han tenido “un buen resultado”. También ha habido “casos de menores, que han provocado el accidente, y acompañados de sus madres, se ha hecho que se responsabilizaran; tiene un valor pedagógico”.
“Vidas restauradas”
En este contexto, la Asociación Prevención de Accidentes de Tráfico, P(A)T, en colaboración con la Cátedra de Ética Aplicada de la Universitat Ramon Llull, ha difundido un documental, en el cual profesionales, víctimas y causantes de siniestros, hablan de la fuerza que tiene “un diálogo honesto y transformador sobre la culpa, la reparación y la esperanza”.
La P(A)T manifiesta: “A través de sus testimonios, descubrimos que la justicia ordinaria no siempre repara, que el castigo no siempre transforma, y que solo cuando se reconoce el sufrimiento y las necesidades de las víctimas, el dolor puede convertirse en conciencia”. En el documental, la magistrada Carme Guil, lo expresa claramente: “No va de perdón, sino de responsabilización.” Guil es pionera en aplicar la justicia restaurativa en el ámbito penal en la Audiencia de Barcelona y desde 2022 es la presidenta del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME).
En este sentido, Sofía Torras recuerda un caso excepcional, no incluido en el plan piloto, donde familiares de víctimas descubren el contexto del accidente de tráfico. Fue el caso de una joven conductora que atropelló mortalmente a un joven estadounidense en la ronda de Dalt de Barcelona. Los padres ejercieron la acusación particular para exigir el máximo castigo y, al final, al conocer su caso, dijeron a la conductora que la perdonaban totalmente y que no se dejara la vida por este grave suceso.
En la foto principal, agentes de la Guardia Urbana y de los servicios de emergencias, en un accidente de tráfico entre dos autocares en Barcelona, el pasado marzo. / Foto: ACN
