La muerte del papa Francisco, ocurrida este Lunes de Pascua a las 07:35, ha provocado una ola de reacciones por todo el mundo. Más allá de la pérdida del líder espiritual y máximo representante de la Iglesia, su adiós tiene implicaciones políticas significativas en el ámbito internacional. El pontífice argentino ha sido una figura influyente en temas como la paz, la justicia social, el cambio climático y el diálogo interreligioso. Su ausencia deja un vacío en la escena global, especialmente en un momento de tensiones crecientes en territorios como Ucrania o la Franja de Gaza. Aparte de reformar la Iglesia, el Santo Padre se había pronunciado sobre muchos de los conflictos que asolan el planeta a estas alturas y en muchos de ellos había ofrecido la mediación del Vaticano para mantener la paz, una de sus principales luchas.

El Papa fue uno de los principales artífices y mediador, junto con Canadá, del diálogo secreto entre Estados Unidos y Cuba que desembocó en el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas el 17 de diciembre del 2014, después de más de 50 años de ruptura. De hecho, en septiembre de 2015, Francisco, que viajó a los dos países, era el tercer papa que visitaba la isla caribeña y el primero que veía una bandera norteamericana ondeando en la embajada de Estados Unidos recién inaugurada en Cuba. El Pontífice también disfrutó de un papel significativo en el histórico acuerdo conseguido entre el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciado el 23 de septiembre de 2015, justo después de acabar su primer viaje a Cuba, desde donde se negoció el acuerdo.

Mediación en Ucrania

Con respecto a conflictos recientes, el papa Francisco ha intervenido en la guerra de Ucrania haciendo llamamientos al cese de las hostilidades y ofreciendo la mediación del Vaticano. El 25 de febrero de 2022, un día después del inicio de la invasión rusa, el Santo Padre se desplazó a la embajada del Kremlin delante del Vaticano, un hecho sin precedentes, para dialogar con el representante diplomático ruso de entonces y le expresó su disposición a mantener una vía de diálogo ante el ataque. Más tarde, el 8 de marzo, la Santa Sede reafirmaba a Rusia su voluntad para ponerse al servicio de la paz en Ucrania, según confirmaba el director de la Oficina de Prensa de aquel momento, Matteo Bruni. En este sentido, el Pontífice envió dos cardenales a la zona del conflicto, el polaco Konrad Krajewsky y el checo Michale Czerny.

Cuando se cumplieron 100 días del estallido de la guerra, Francisco pidió que las dos partes implicadas se esforzaran en mantener "verdaderas negociaciones" y acercarse a un "alto el fuego y una solución sostenible". El Papa incluso medió para facilitar el intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, según manifestó él mismo a un encuentro que mantuvo con jesuitas durante un viaje a Kazajistán. Cuando solo faltaban dos días para el primer aniversario de la invasión rusa, el Pontífice dijo: "Hago un llamamiento a todos los que tienen autoridad sobre las naciones para que se impliquen en el final del conflicto, se comprometan a un alto el fuego y se inicien negociaciones de paz".

En el contexto africano, donde la presencia del Vaticano ha sido creciente, el Papa intervino personalmente en el impulso de las negociaciones de paz en el conflicto étnico entre comunidades en Sudán del Sur, iniciado en 2013, dos años después de su independencia, y en que han muerto centenares de miles de sudaneses. La influencia del Pontífice en el conflicto llegó hasta el punto de que el 12 de enero de 2020 se firmó en Roma la declaración de paz. Antes, sin embargo, una imagen de Francisco dio la vuelta al mundo cuando este se arrodilló para besar los pies de los líderes enfrentados, instando al presidente sur-sudanés, Salva Kiir Mayardit, y el opositor Riek Macharel, a esforzarse para acabar con el ensañamiento étnico.

El transcurso de los acontecimientos de los últimos años ha situado la Franja de Gaza como uno de los escenarios más devastadores del planeta y el papa Francisco fue una de las voces que mantuvo una posición firme y constante ante la tragedia. Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en octubre de 2023, el Pontífice condenó reiteradamente la violencia, exigió un alto el fuego inmediato y pidió la liberación de los rehenes israelíes, así como la entrada urgente de ayuda humanitaria para una población palestina empobrecida y hambrienta. En su última aparición pública, durante el mensaje de Pascua de este domingo, Francisco pidió que "cese el fuego a Gaza, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente". "Me siento próximo al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino", dijo.

Su implicación no se limitó a las palabras públicas: durante los últimos 18 meses de vida, el Papa llamó cada noche a la única iglesia católica de Gaza para ofrecer consuelo y plegaria a los fieles atrapados bajo los bombardeos. Este gesto le convirtió en una figura venerada entre la pequeña comunidad cristiana de la Franja, que le recuerda como un "padre espiritual" y un "santo de Gaza". Además, en noviembre de 2024, Francesc pidió que la comunidad internacional investigara si la campaña militar israelí podía ser considerada un genocidio, una declaración que tensó todavía más las relaciones entre el Vaticano y el Estado de Israel. De hecho, Benjamin Netanyahu ha sido uno de los pocos dirigentes que no ha expresado su pésame por la muerte del Papa. Con su muerte, desaparece una de las pocas autoridades morales que denunciaba con claridad la destrucción en Gaza y defendía, sin ambigüedades, la necesidad de una solución de dos estados como única vía para la paz.