Desde hace años los expertos señalan el aumento del nivel del mar como una de las amenazas más letales del cambio climático. Los años han pasado y lo que era una advertencia de futuro ya es una realidad en muchos lugares del planeta que reclaman acción y financiación a la Cumbre del Clima, la COP27. A pesar de ser un problema que queda lejos de las grandes potencias económicas, hay países que ya pierden territorio engullido por el agua. Algunos de los Estados en mayor riesgo son las islas oceánicas. Entre ellas, Fiyi ha empezado un ambicioso plan para adaptarse a la subida del mar: mover las principales ciudades del país lejos de la costa actual. Es, prácticamente, el cambio radical de todo el Estado.

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La República de Fiyi es un pequeño país en Oceanía, conformado por más 300 islas, dos de las mayores son Vanua Levu y Viti Levu, en esta última está la capital, Suva. Con una población de menos de un millón de habitantes y una superficie de casi 20.000 kilómetros cuadrados, el país afronta la mayor crisis de su historia: gran parte de su territorio desaparecerá bajo el océano. Como apunta The Guardian, el caso de Fiyi no deja margen de error. El Estado no se prepara por si tiene que hacer frente a una subida del nivel del mar, el agua ya está engullendo la costa de Fiyi y se tiene que actuar.

Según recoge la cabecera británica, hay 42 pueblos de Fiyi se han reservado para hacer una posible reubicación en los próximos cinco a 10 años, a causa de los impactos de la crisis climática. Ya se han trasladado seis. Cada nuevo ciclón o desastre comporta el riesgo de que todavía se añadan más pueblos a la lista. Eso es con una previsión de 10 años, sin embargo, si el ritmo del deshielo no se reduce gracias a la acción de las potencias mundiales, el futuro de las islas Fiyi es muy negro. El año 2030 grande parte de su capital estará sumergida y en el 2100 su costa será irreconocible. Los daños no son todavía peores por su naturaleza rocosa, pero hay otras islas en situaciones similares que son más planas, más vulnerables.

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Primeras pruebas para terminar el plan final

Procedimientos operativos estándar para las reubicaciones planificadas, este es el título del proyecto de más 130 páginas que recoge el plan del gobierno de Fiyi para afrontar el traslado de ciudades por el cambio climático. El plan le faltan algunas pasas por su aprobación definitiva. Actualmente, se encuentra en fase consultiva y a un paso de la aprobación definitiva del Ejecutivo de Fiyi. "Ningún otro país, que yo sepa, ha avanzado tanto en su pensamiento sobre cómo tomar decisiones de reubicación planificada a escala nacional", ha declarado a The Guardian Erica Bower, experta en reubicaciones planificadas, que ha trabajado con la ONU y el gobierno de Fiyi. Bower señala que los pasos que está dando el país oceánico ahora son los que los países por todo el mundo se harán en 10 años.

Sin embargo, los plazos burocráticos y políticos poco tienen que ver con las necesidades reales del territorio. Como se ha mencionado anteriormente, ya hay seis localidades que han sido reubicadas sin que este documento tenga todavía la aprobación definitiva del Gobierno. Los primeros municipios trasladados han servido de prueba. El pueblo que tiene el título de ser el primero trasladado es Vunidogoloa. Situado en la segunda isla mayor del país, fue el primer lugar tan afectado por la crisis climática que requirió ser trasladado. 140 personas se marcharon de su antiguo pueblo para continuar con sus vidas más lejos del océano.

El problema de siempre: la financiación

Fiyi detalla su plan de supervivencia a través del traslado de sus ciudades y pueblos. Aunque se reconoce internacionalmente la calidad del plan hay un gran problema: el precio de ejecutarlo. El proceso de traslado de un pueblo es caro, muy caro y Fiyi no tiene bastantes recursos para asumir la cantidad de localidades que tendrá que mover. Las autoridades de las islas apuntan que actualmente lo que reciben del Fondo Verde para el Clima no es suficiente.

Justamente, la financiación de la acción para la mitigación y la adaptación al cambio climático de los países más pobres es uno de los temas estrellas de la COP27. En el acuerdo de Copenhague de 2009 se pactó que serían los países más desarrollados que financiarían estos fondos para la lucha contra el calentamiento global. La ambigüedad con las responsabilidades de pago han hecho que no se cumplan los objetivos. Ahora, se pretende que a la Cumbre del Clima se cierre quien y como se paga, una empresa extremadamente complicada.