Madrid acusa un grave problema con el transporte público, que se agrava en el caso del metro, que cada día vive un Vietnam en las horas punta, cuando cientos de personas se amontonan en los andenes intentando entrar en uno de los convoyes, una situación que se ha agravado con el paso de los años y que ahora, con algunas líneas afectadas por las obras, todavía es más preocupante. Ante esta situación, el Ayuntamiento de Madrid, que lidera el popular Jose Luis Martínez-Almeida, ha recuperado la figura del “empujador”, personal que opera en las estaciones para ayudar a que los viajeros entren deprisa en los vagones y se aproveche al máximo la capacidad de cada tren, especialmente en las estaciones con grandes problemas de movilidad, como Gregorio Marañón, Callao o Nuevos Ministerios. Son 120 los trabajadores que el consistorio madrileño ha desplegado para gestionar y redirigir el volumen de pasajeros, conocidos popularmente como “empujadores”, aunque desde el ayuntamiento reniegan de este nombre y los llama “jefes de sector”, que forman parte de la plantilla y trabajan para mejorar la movilidad y facilitar el acceso a los vagones, pero sin tocar físicamente a los pasajeros. Estas personas se coordinan para que los viajeros ocupen al máximo espacio posible dentro del vagón, gritando frases como “entren, pasen” para animar a la gente a desplazarse dentro del vagón y subir incluso cuando está muy lleno. Estos empleados también controlan la entrada a los andenes e impiden que acceda más gente cuando estos se encuentran abarrotados.

 

La figura del empujador en Japón

La figura del empujador es habitual en otras ciudades, especialmente son conocidos los que operan en el metro de Japón, llamados Oshiyas. Son hombres que llevan con traje, gorra y guantes blancos y que son los encargados de empujar a los viajeros de Tokio, donde se mueven diariamente unos 8,3 millones de pasajeros. Su figura es incluso un espectáculo que atrae a los turistas a primera hora de la mañana en las estaciones de Ueno, Shinjuku o Okachimachi. Este oficio es bastante respetado en Japón y tradicionalmente ha sido un trabajo para estudiantes a tiempo parcial o personas que buscan un primer empleo. La palabra Oshiya proviene del verbo japonés osu (empujar) y el sufijo -ya que indica profesión o línea de trabajo. Históricamente, el concepto de empujar personas en transportes masivos no es exclusivo de Japón, ya que en Nueva York hace un siglo existieron figuras similares llamadas “empacadores de sardinas”, aunque con métodos más agresivos, que fueron eliminados en 1930.

Como sardinas en lata es precisamente como se sienten algunos de los usuarios del metro madrileño, según denuncian en las redes sociales, que van llenas de denuncias y quejas a causa del caos y las aglomeraciones. Trenes y andenes abarrotados, especialmente a la Línea 6, que está parcialmente cerrada entre Moncloa y Legazpi por obras de renovación que durarán hasta diciembre. Esto ha provocado trasvases masivos de pasajeros a otras líneas y autobuses lanzaderas que también van saturados, generando esperas excesivas y una sobreocupación extrema. Los usuarios reportan largas esperas en andenes llenos, con estacionamientos de trenes prolongados, cosa que retrasa los trayectos y dificulta llegar a los destinos a tiempo. Muchos manifiestan más estrés y malestar por la carencia de espacio, condiciones claustrofóbicas y sensación de inseguridad en no poder acceder al metro después de esperar varias unidades de tren. Los usuarios manifiestan también indignación para pagar abonos mensuales por después sufrir retrasos y viajes en condiciones indignas de hacinamiento y carencia de comodidad.

Críticas de la oposición

Los empujadores de Madrid no llevan traje, sino chalecos amarillos, y no han pasado desapercibidos en los andenes de las estaciones del suburbano de la capital del estado. Están actuando desde el pasado septiembre para organizar el flujo de viajeros ante las aglomeraciones que se producen derivadas del cierre parcial de la línea 6 y de las obras que se realizan en superficie. Algunos usuarios y también grupos políticos municipales han criticado la medida. El secretario general del PSOE-M, Óscar López, califica la situación del Metro en Madrid estas semanas de “tortura diaria” para los madrileños, mientras que el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha difundido vídeos mostrando limitaciones de acceso a Nuevos Ministerios por parte del personal de Metro. También la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, ha denunciado el caos del transporte madrileño, del que culpa al gobierno de Isabel Díaz Ayuso.

Una figura ya empleada en el pasado

Pero la figura del "empujador" no es nueva en el metro de Madrid, y ya existió en el pasado, aunque no con tanta presencia ni en la forma actual. En el año 2017, durante el cierre de la línea 8 y el aumento de viajeros en la línea 4, se implementó puntualmente un personal dedicado a facilitar la entrada de pasajeros a los vagones, conocido entonces también como "colocadores" o "empujadores". Su función era ayudar a que los pasajeros subieran a los trenes, incluso tocándolos ligeramente para ayudarles a acomodarse, especialmente en las estaciones con mucha demanda. Metro de Madrid también recuerda que esta figura de personal en los andenes para mejorar la movilidad no es nueva y ya ha sido utilizada en situaciones excepcionales como conciertos o partidos de fútbol en estaciones específicas.

En el metro de Barcelona no existe esta figura del empujador, pero  en la estación de Provenza, de la red de Ferrocarriles de la Generalitat (FGC), sí existe un sistema de control y gestión del flujo de viajeros que incluye barreras de control de accesos y personal específico que se dedica a supervisar el acceso en los andenes. Esta estación es un importante intercambiador con el Metro de Barcelona (líneas 3 y 5) y cuenta con medidas para gestionar la gran afluencia de usuarios, como barreras en uno de los andenes para proteger los viajeros durante las horas punta.