Bien entrada la noche de este miércoles será el momento óptimo para observar la primera lluvia de estrellas que nos deja el recién estrenado 2024: las Cuadrántidas, que podrían conseguir una tasa de actividad por encima de los 120 meteoros fugaces por hora y una velocidad de 41 kilómetros por segundo, según informa el Observatorio Astronómico Nacional (OAN). Las Cuadrántidas son una de las lluvias más activas del año, al lado de las Perseidas de agosto y las Gemínidas de diciembre, aunque sus meteoros no se ven tan a menudo como los de las otras dos lluvias, por el hecho de que su periodo de máxima actividad suele durar tan solo unas pocas horas y por las malas condiciones meteorológicas habituales en invierno.
Aunque su máxima actividad será la madrugada del miércoles al jueves, esta lluvia de meteoros se da entre el 28 de diciembre y el 12 de enero. Esta lluvia de estrellas se debe al hecho de que la Tierra atraviesa por estas fechas un anillo poblado con los fragmentos desprendidos, supuestamente, del asteroide 2003 EH1, que al entrar en contacto con la atmósfera terrestre se calcinan creando estos resplandores luminosos que se conocen como estrellas fugaces, y que en este caso corresponden a las Cuadrántidas.
La lluvia de meteoros parece tener un único centro de origen, denominado radiante, un punto del cual parecen surgir todas las estrellas fugaces cuya localización se suele utilizar para nombrar la lluvia de estrellas. El lugar de donde parecen salir las Cuadrántidas se encuentra en el norte de la constelación de Bootes (el Boyero), cerca de la cola de la Osa Mayor. El nombre de las Cuadrántidas proviene de la constelación Quadrans Muralis, designada así por el astrónomo francés Jérôme Lalande en 1795, pero actualmente no reconocida por la Unión Astronómica Internacional (IAU).
¿Desde dónde y cómo verlas?
Para observadores a las latitudes peninsulares, 40° norte, el radiante de las Cuadrántidas se sitúa por encima del horizonte desde la noche hasta el amanecer. El lugar de observación puede ser cualquiera con la condición que proporcione un cielo oscuro, con pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles, montañas, nubes y la contaminación lumínica propia de las zonas muy urbanizadas). Aunque las Cuadrántidas podrían venir de la constelación de Bootes, se pueden ver en cualquier parte del cielo, conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna, si la observación se realiza cuando esta esté presente.
Los astrónomos recomiendan que lo más cómodo es abrigarse bien, girarse y esperar que la vista se acostumbre a la oscuridad para poder verlas. El OAN reconoce que la observación de esta lluvia de estrellas se verá dificultada por dos factores, aparte de las posibles condiciones meteorológicas adversas, por una parte, el hecho que la máxima actividad tendrá lugar hacia las diez de la mañana del jueves 4 y el crepúsculo matutino las cubrirá. Y por otra: la Luna, se encontrará en su fase de cuarto menguante precisamente el día 4, por lo que estará alta en el cielo en las horas próximas a la salida del sol, de manera que su luz puede dificultar la observación de los meteoros más débiles.