Empieza el cónclave más global, mediático e intrigante. 133 cardenales, aislados del exterior, se encierran desde este miércoles a la Capilla Sixtina del Vaticano para elegir al sucesor de Francisco y, por lo tanto, marcar la dirección de la Iglesia católica en los próximos años. Como siempre, el resultado de esta antigua y solemne ceremonia para coronar a un nuevo pontífice es impredecible, aunque hay nombres que circulan con más intensidad que el resto —sin que sepamos si eso los beneficia o los penaliza—. La previsión es que entre el viernes y sábado conozcamos quién sucederá el papa Francisco, pero solo Dios lo sabe.
El cónclave que empieza este miércoles es el más concurrido y heterogéneo de la historia, con 133 electores llegados de 71 países y de los lugares más insospechados del planeta, fruto de los intentos de Francisco de descentralizar la Iglesia y disminuir la tradicional tracción europea: europeos hay 49, ante quince norteamericanos, cuatro de la Centroamérica, trece sudamericanos, dieciséis africanos, doce asiáticos y tres de Oceanía. Esta dimensión internacional de la asamblea es la que hace que se prevea que esté atravesada por diferencias geográficas, culturales y teológicas, más allá de la división clásica entre conservadores y progresistas.
Quién entra como papa...
Al mismo tiempo, parece claro que estamos delante del primer cónclave con tanta expectación. Si bien en 2013, cuando fue elegido Jorge Bergoglio, ya había un ecosistema avanzado de redes sociales y medios de comunicación digitales, es innegable que la digitalización se ha desarrollado mucho más después de doce años. Consiguientemente, nunca habíamos visto tanta información, tantos artículos, tantas quinielas ni tanto partidismo en torno a un cónclave. Un ejemplo no deja de ser el éxito de la película Cónclave (2024), así como la creación del sitio web The College of Cardinals Report —una página pionera impulsada por un equipo internacional e independiente de periodistas e investigadores católicos para ayudar a los miembros del Colegio Cardenalicio a elegir al sucesor de Francisco mediante perfiles detallados de los papabili, a fin de que los electores tengan la máxima información posible sobre la persona por quien votarán.
Y las quinielas la conforman una lista inacabable de nombres: solo el sitio web mencionado ya recoge veinte, una cifra que se puede duplicar si tenemos en cuenta otras listas. El consenso general gira en torno a una docena de papables, cosa que hace imposible de saber quién será el nuevo papa. Además, hay que recordar aquella idea de quien entra en el cónclave como papa, sale como cardenal. Es decir, que los que ahora son favoritos es posible que se vean perjudicados por tanta publicidad, de manera que quizás nadie ha mencionado todavía el nombre del futuro pontífice. Solo la fumata blanca nos hará salir de dudas.
La primera fumata del cónclave
Lo que sabemos a ciencia cierta es que el proceso transcurrirá con absoluto secretismo: cada uno de los purpurados habrá jurado no revelar nada de lo que ocurra a la Capilla Sixtina, amenazados con ser excomulgados. La agenda es la siguiente: a las 10.00, la misa Pro Eligendo Pontefice en la basílica de San Pedro; a las 16.15, encuentro de los cardenales en la Capilla Paulina (en la primera planta del Palacio Apostólico) para caminar en procesión con los hábitos rojos y blancos entonando el canto Vieni Creator hasta la Sixtina; la entrada está prevista en las 16.30, cuando juren con la mano sobre el Evangelio y, entonces, el maestro de ceremonias de la Santa Sede, Diego Ravelli, expulsará de la capilla a todo el mundo que no vista de púrpura con la fórmula en latín Extra omnes (fuera todo el mundo) y cerrará las puertas.
Desde este momento, los prelados quedan aislados para votar al sucesor del papa Francisco. La primera fumata ya se espera este miércoles por la tarde: si es de color negro, querrá decir que no hay acuerdo; si es blanco, que hay nuevo papa. Lo más probable es que no haya acuerdo en esta primera votación, de manera que el cierre continuará en los próximos días durante un tiempo impredecible. La legislación de la Santa Sede prevé cuatro escrutinios diarios, dos por la mañana y dos por la tarde. Si después de tres días no ha habido acuerdo, se les concederá una pausa de un día para reflexionar y hablar entre ellos. La previsión es que el proceso acabe entre el viernes y sábado con la fumata blanca, después de la cual el nuevo papa se presentará ante los fieles, la ciudad y el mundo desde la logia central de la basílica de San Pedro. Se acabará así el periodo de sede vacante, que empezó con la muerte de Francisco.
Los principales 'candidatos'
Hasta este miércoles, los cardenales se han visto mientras llegaban a Roma en las llamadas congregaciones. Muchos de ellos no se conocían y los temas a tratar eran inacabables —el principal, si seguir o no la línea de Francisco—, motivo por el cual en los últimos días se han intensificado los encuentros. Unos encuentros que han servido para orientar las votaciones que empiezan este miércoles, que decidirán el sucesor de Francisco.
Si bien no hay candidatos, ya que cada cardenal elector vota la persona que más le convence, es verdad que hay una serie de preferidos. Ya hemos dicho antes que la lista es inacabable, pero que hay algunos nombres que salen a todas las quinielas|. Por ejemplo, el secretario de Estado del Vaticano, el italiano Pietro Parolin, así como otros dos italianos —el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi; y el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa—. Por su parte, el filipino Luis Antonio Tagle podría ser el primer papa asiático de la historia, mientras que el húngaro Péter Erdő significaría un retorno a la línea de Benedicto XVI. Y quién sabe si el siguiente pontífice es catalán, ya que hay quien ve con opciones al arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella. Sea como sea, lo que queda claro es que nadie, salvo los cardenales cerrados a la Sixtina, sabe quién será el próximo papa.