El Vaticano ya se prepara para escoger al sucesor del papa Francisco, en un cónclave que arrancará este miércoles, 7 de mayo, el más multitudinario —133 cardenales— e internacional de la historia, con cardenales de hasta 70 nacionalidades. Desde finales del siglo XIX, la Iglesia católica ha escogido a una docena de papas. Desde entonces, los cónclaves han tenido una duración media de tres y días y se han necesitado siete votaciones para escoger al nuevo pontífice. El concilio papal más largo de los últimos 150 años fue el de la elección del papa Pío XI, en 1922, donde los cardenales necesitaron cinco días y catorce votaciones para conseguir que un candidato fuera votado con una mayoría de dos tercios. Sin embargo, no es el más largo de la historia, ya que hasta el siglo XIX se solían alargar varias semanas. El número de cardenales que tienen derecho al voto también ha cambiado, puesto que a principios del siglo XX solo eran una sesentena y en el de este año serán 133 los que decidirán al nuevo líder de la Iglesia.
El proceso de escoger Papa mediante un cónclave se remonta al siglo XIII, cuando se decidió que las discusiones tenían que ser cum clave, es decir, en latín, cerrándose 'con llave' para así evitar interferencias políticas. Desde 1059, es el Colegio Cardenalicio el que exclusivamente tiene derecho a sufragio. Antes no existía un proceso fijo, y a menudo había laicos que jugaban un papel importante. Aunque en el último siglo y medio los cónclaves no han pasado de los cinco días, antiguamente duraban semanas y, en algunos casos, meses —o años, en casos extremos—. En 1271, la elección papal se alargó tres años, y como consecuencia, se decidió empezar con las elecciones a puerta cerrada.
Los cónclaves de la historia
Después del papado más largo de la historia, el de Pío IX (32 años), en febrero de 1878, 61 cardenales se encerraron en la Capilla Sixtina. Finalmente, al cabo de dos días y tres votaciones, escogieron a Gioacchino Pecci como sucesor. El hasta entonces camarlengo se convirtió en León XIII, en un cónclave con menos de la mitad de participantes que el que arrancará este miércoles, con 135 convocados, dos de los cuales ausentes por enfermedad. Una cumbre cardenalicia y otra están separadas por un siglo y medio, y por una decena más de cónclaves, en los que el número de participantes ha ido creciendo, aunque no hasta la segunda mitad del siglo XX. En 1903, Pío X se convirtió en pontífice en la séptima votación de una sesentena de cardenales y al cuarto día de reunión. Durante esas jornadas, cada día se abrió la urna dos veces, mientras que esta semana se prevé que se celebren cuatro votaciones al día.
En 1915 y con Europa inmersa en la Primera Guerra Mundial, 65 cardenales se reunieron en el Vaticano, aunque cinco de ellos no pudieron asistir por enfermedad y otros tres llegaron cuando los 57 restantes ya habían celebrado diez votaciones durante cuatro días para acabar escogiendo a Benedicto XV como pontífice. En 1922, un nuevo cónclave con 60 convocados, siete de ellos ausentes, fue el más largo de los últimos 150 años. La división entre facciones se alargó cinco días, hecho que no se ha vuelto a repetir desde entonces, y se necesitaron catorce votaciones para que Ambrogio Ratti se acabara convirtiendo en Pío XI. Ya en 1939, meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, ninguno de los 62 cardenales convocados se ausentó para escoger a un nuevo Papa. El nuevo pontífice fue escogido con solo tres votaciones y dos días de deliberaciones, la más rápida en todo el siglo. Así pues, el camarlengo Eugenio Pacelli, se convirtió en Pío XII.
Dos décadas después, en 1958, en el cónclave menos multitudinario de la historia moderna, 51 cardenales se encerraron en la Capilla Sixtina —dos no pudieron acudir porque los gobiernos comunistas de sus países, Hungría y Yugoslavia, se lo impidieron—. Después de un largo proceso de doce votaciones y cuatro días, Angelo Giuseppe Roncalli pasaba a ser el nuevo pontífice. Solo fue papa durante cinco años, pero le valió para nombrar a 50 cardenales, y el cónclave para escoger a su sucesor fue el más multitudinario hasta el momento. De los 82 convocados, asistieron 80, y después de seis votaciones durante tres días, Giovanni Montini adoptaba el nombre de Pablo VI. Y durante su papado, nombró a decenas de cardenales, así que el número de electores volvió a crecer significativamente.
Cierre total de la Capilla Sixtina
En 1978, el Vaticano tuvo que afrontar dos cónclaves en el mismo año. Cuando murió Pablo VI en el mes de agosto, 111 cardenales —con cuatro ausencias— se reunieron para escoger a Albino Luciani como pontífice, en cuatro votaciones que duraron dos días. El nuevo Papa, llamado Juan Pablo I, es el último italiano hasta ahora, y contribuyó a que el 80% de hombres que han ocupado este cargo sean originarios de la actual Italia. La sorpresa llegó cuando murió solo 26 días después de llegar al cargo, y los 111 cardenales se volvieron a encerrar en el Vaticano. La fumata blanca llegó de los palacios vaticanos después de siete negras y de deliberaciones que se alargaron tres días. Karol Wojtyla se convertía en Papa, el primer polaco de la historia, bajo el nombre de Juan Pablo II, y con el segundo periodo más largo de la historia como jefe de la Iglesia católica.
El primer cónclave del siglo XXI se celebró en 2005, con 117 cardenales llamados a la cita, pero finalmente dos no pudieron asistir. Durante los 27 años de pontificado de Juan Pablo II, todos los electores menos dos habían sido escogidos por él. Uno de estos dos, Joseph Ratzinger, nombrado por Pablo VI, es quien se acabó convirtiendo en Papa, en un cónclave corto de tres votaciones durante dos días. La última cita en la Capilla Sixtina se celebró en 2013, cuando Ratzinger, que se había hecho llamar Benedicto XVI, fue el primer Papa en abdicar en seis siglos. Como en el anterior cónclave, 117 cardenales tenían derecho a participar y acabaron asistiendo 115, y después de cinco votaciones durante dos días acabaron nombrando a Jorge Mario Bergoglio como primer papa americano de la historia: el papa Francisco, que murió el pasado 21 de abril a los 89 años, y cuyo papado ha durado doce años.