Ecologistes en Acció ha negado que exista una “superpoblación” de jabalíes y ha cargado contra lo que considera una “criminalización” injusta de la especie a raíz del brote de peste porcina africana. En un comunicado, la organización ecologista rechaza frontalmente que se difundan mensajes alarmistas condicionados por los “intereses económicos de un sector productivo, como es el de la ganadería industrial”, que considera altamente contaminante y socialmente cuestionable. Para la entidad, los verdaderos riesgos ambientales y de salud pública no provienen de la fauna silvestre, sino del modelo de producción intensiva de carne de cerdo, el cual califican de “insostenible”.
Según la organización, este sistema ganadero, que mueve miles de millones de euros, depende de la deforestación de las selvas tropicales para alimentar a los animales con soja importada y genera un impacto ambiental masivo sobre el territorio. En este sentido, ponen el acento en la desproporción existente: mientras en los bosques del territorio habita aproximadamente un millón de jabalíes, en las granjas industriales del estado español hay unos 38 millones. Ecologistes en Acció advierte que no se pueden aplicar medidas de sacrificio masivo como las que se han tomado en torno a los focos de peste porcina a otras zonas no afectadas “de manera preventiva”, y reclaman una visión más crítica con el modelo de ganadería intensiva.
Para la entidad, aunque puede estar justificado aplicar medidas puntuales de control sobre la población de jabalíes en el foco concreto donde ha aparecido la peste porcina africana, con el objetivo de evitar su propagación hacia otros animales silvestres o a las granjas industriales, esto no puede servir de excusa para generalizar los sacrificios en otras zonas del territorio. La entidad rechaza que haya una situación de superpoblación y denuncia que este argumento se utiliza de manera oportunista para defender los intereses de un sector económico concreto. Los ecologistas aseguran que la población de jabalíes simplemente se ha recuperado de niveles históricamente bajos y que su crecimiento ha ido acompañado de la expansión de su hábitat natural, como las zonas de montaña. Lo que ha cambiado, dicen, no es tanto el número de animales como la frecuencia de contacto con la población urbana, un fenómeno que atribuyen a la expansión descontrolada del suelo urbanizado.
Doble rasero
En este sentido, Laia Serra, portavoz de Ecologistes en Acció, ha expresado su perplejidad por el hecho de que las administraciones a menudo aleguen falta de presupuesto para garantizar la conservación de los ecosistemas o dar apoyo a las pequeñas explotaciones agrarias, mientras que, ante una crisis del sector porcino industrial, se movilizan recursos públicos de manera inmediata. “Sorprende que las administraciones no tengan suficiente presupuesto para la conservación de los ecosistemas y espacios protegidos, ni para ayudas firmes a las pequeñas empresas agrarias en su lucha por la supervivencia frente a la agroindustria, pero que habiliten partidas no previstas de cientos de millones de euros cuando hay una crisis en el sector agrario industrial”, ha afirmado.
En la misma línea, Jaume Grau, también portavoz de la organización, ha advertido que los problemas estructurales del sector primario tienen más que ver con la crisis ecológica global que con las poblaciones de fauna silvestre. Ha recordado que “está amplísimamente documentado” que fenómenos como las sequías o inundaciones derivadas del cambio climático, el desequilibrio entre especies provocado por la pérdida de biodiversidad o la propagación de enfermedades son factores clave que afectan gravemente al sector. Ante este diagnóstico, ha defendido que “el esfuerzo para prevenir y solucionar estos problemas se debe poner en otro lado”.
