En un entorno marcado por la sobreabundancia de información, distinguir entre datos contrastados y percepciones erróneas no siempre resulta sencillo. La desinformación genera dudas en muchos ámbitos, y uno de los más afectados es el de las tecnologías sin humo relacionadas con el tabaco. Romper con los mitos que rodean a las alternativas sin combustión puede ayudar a derribar barreras informativas y facilitar que más fumadores adultos abandonen definitivamente los cigarrillos. Por eso, antes de aceptar determinadas afirmaciones como verdades absolutas, resulta esencial contrastarlas con la evidencia científica disponible.

En este contexto, donde la falta de información sigue siendo un obstáculo para el cambio, conversamos con Maribel Biezma, responsable del área de Asuntos Científicos de Philip Morris Spain, para analizar qué dice la ciencia sobre los productos sin humo.

Científica en el centro de I+D de Philip Morris International

Mito: “La nicotina es lo más perjudicial de fumar”

Desde el punto de vista científico, la nicotina —aunque es adictiva y no está exenta de riesgos— no es la principal causante de las enfermedades asociadas al tabaquismo. El mayor daño procede de la combustión del tabaco, que genera humo con miles de sustancias tóxicas.

Biezma recuerda que la nicotina, de hecho, se utiliza desde hace años en terapias médicas para dejar de fumar, como parches o chicles de sustitución. La clave, señala, está en comprender que eliminar la combustión reduce de forma significativa la exposición a compuestos nocivos.

Aunque dejar de fumar por completo sigue siendo la mejor opción, para quienes no lo consiguen existen alternativas respaldadas por la ciencia que suponen una opción de menor riesgo en comparación con seguir fumando.

Mito: “Las alternativas sin humo son iguales que los cigarrillos”

La diferencia esencial entre ambos productos está, de nuevo, en la combustión. Fumar implica quemar tabaco, lo que produce humo. Y es precisamente en ese humo donde se concentran muchas de las sustancias químicas responsables de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo.

“Si bien lo ideal es abandonar totalmente el consumo de tabaco y nicotina, para aquellos adultos que continúan fumando, pasarse a un producto sin humo que cumpla con los estándares de calidad puede representar una alternativa menos perjudicial”, explica Biezma.

Mito: “Los productos sin humo contienen alquitrán”

El alquitrán es una medida asociada exclusivamente al humo del cigarrillo, una vez se han eliminado la nicotina y el agua. En los productos sin combustión, este concepto deja de tener sentido, ya que no se produce ni humo ni quema del tabaco.

Al liberar nicotina sin combustión, estos productos generan niveles mucho más bajos de sustancias químicas dañinas en comparación con los cigarrillos tradicionales.

Mito: “Las bolsas de nicotina suponen una amenaza grave para la salud”

La desconfianza hacia las bolsas de nicotina suele estar vinculada al desconocimiento y a la escasa divulgación de la evidencia científica. Sin embargo, los datos disponibles muestran una realidad distinta. En países como Suecia, donde su uso está ampliamente extendido, las tasas de tabaquismo han descendido hasta situarse por debajo del 5%, el umbral que la OMS considera propio de una sociedad prácticamente libre de humo.

Aunque el consumo de nicotina en Suecia es similar al de otros países europeos, desde hace décadas se utilizan productos orales como el snus y las bolsas de nicotina. Al no generar combustión ni humo, reducen de forma sustancial la exposición a sustancias tóxicas. Como consecuencia, el país registra un 41% menos de casos de cáncer de pulmón y menos de la mitad de muertes relacionadas con el tabaquismo que la media europea.

Transformar una industria desde dentro requiere visión, rigor científico y compromiso con la transparencia. En el ámbito del tabaco y la innovación, contar con información precisa puede marcar la diferencia. Desde Philip Morris International, la apuesta por la ciencia busca avanzar hacia un futuro sin humo, en el que los fumadores adultos tengan acceso a alternativas mejores que continuar fumando.