10.000 años después del inicio de la época geológica actual, Holoceno, esta está a punto de tocar a su fin gracias a la acción humana. Varios geólogos han propuesto dar carpetazo al periodo geológico en que vivimos hasta ahora. El motivo el impacto de la actividad humana tiene un impacto tan grande en el clima y el medio ambiente que altera los sedimentos que conforman las capas de sedimentos que forman la tierra. Es decir, la soltada actividad humana de las últimas décadas y su impacto a la Tierra es tan grande que ha hecho saltar el planeta en una nueva era: el Antropoceno.

¿Sin embargo, cuál es el rastro de los humanos que se puede seguir incluso analizando el suelo? Uno devastador, marcado por bombas nucleares y contaminación por todo el planeta. El estudio de los sedimentos del lago Crawford (Canadá) ha sido escogido para estudiar si ya nos encontramos en esta nueva era geológica. La Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) que se celebra en Lille (Francia) acordó seleccionar el lago de Crawford como un punto Etratrotip de Límite Global (GSSP) para el Antropoceno, al considerarlo el lugar que representa mejor los inicios de lo que podría ser una nueva época geológica.

Este lago será así el también denominado llave dorada, un punto de referencia acordado internacionalmente para mostrar el comienzo de un nuevo periodo geológico o época en capas de roca que se han ido acumulando. Pero hay desacuerdo a la comunidad científica sobre cuando empezó el Antropoceno, como se evidencia, y si la influencia humana ha sido lo bastante sustancial para constituir una nueva era geológica, que suelen abarcar millones de años.

De la estabilidad a la actualidad

El Holoceno empezó después de la última glaciación y huroneando 10.000 años, se ha caracterizado a grandes rasgos por el clima inusualmente estable que ha habido. Por otra parte, los sedimentos encontrados en el fondo del lago Crawford "ofrecen un registro exquisito de los cambios medioambientales recientes de los últimos milenios", según Simon Turner, del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno, citado por la Universidad de Southampton. Pero no solo el último fenómeno climatológicos extremos han dejado su huella a la tierra, sino que la misma composición química del sol se ha visto afectada por la actividad humana.

Si se analiza los sedimentos de cualquier lugar del mundo, hay una fecha que marca un antes y un después a la tierra: las bombas nucleares y de hidrógeno. Concretamente, el uso de estas dejó una capa de plutonio en torno a todo el mundo. La presencia de este material "nos da un claro indicador de cuando la humanidad se convirtió en una fuerza tan dominante que pudo dejar una huella dactilar global única en nuestro planeta", explicó Andrew Cundy, miembro del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno. A la naturaleza, el plutonio solo está presente en cantidades de traza, pero al principio de los cincuenta, cuando se realizaron las primeras pruebas con bombas de hidrógeno, se produjo un aumento sin precedentes de los niveles de plutonio en muestras de testigos de todo el mundo.

Otros indicadores geológicos de la actividad humana son los altos niveles de cenizas procedentes de centrales eléctricas de carbón, las altas concentraciones de metales pesados, como el plomo, y la presencia de fibras y fragmentos de plástico. Además de perturbaciones antropogénicas marcadas y abruptas de los ciclos de elementos como el carbono, el nitrógeno o el fósforo, junto con cambios medioambientales generados por estas perturbaciones, como el calentamiento global, la subida del nivel del mar, la acidificación de los océanos y la propagación de las "zonas muertas" oceánicas.

Una huella que durará milenios

Muchos de estos cambios "persistirán durante milenios o más, y alteran la trayectoria del Sistema Tierra, algunos con efectos permanentes," que se están reflejando en "un cuerpo distintivo de estratos geológicos que ahora se acumulan, con potencial para ser preservados en un futuro lejano", según los documentos del grupo de trabajo. A pesar de todo, todavía hay geólogos escépticos, que prefieren esperar a las conclusiones finales del estudio esperadas para el próximo año.