Hasta ahora, se podía tener la duda si detrás de la polémica de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca podría haber algo más allá de motivaciones científicas o motivos sanitarios. Pero algunas informaciones podrían simplemente confirmar los motivos políticos de todo y una disputa entre la Unión Europea y el Reino Unido.

El programa británico de vacunas podría sufrir un retraso de dos meses si la UE decide prohibir las exportaciones, un dato que podría hacer variar los planes del gobierno para reabrir la economía este verano, según señala una investigación que ha llevado a cabo el The Guardian. Esta prohibición –que consistiría en suspender exportaciones europeas de vacunas en países que tienen su propia producción, pero que no exportan– será debatida por los 27 líderes de la UE este jueves y paralizaría la campaña de vacunación del Reino Unido y, muy probablemente, provocaría alargar las restricciones de movilidad. La UE señala claramente al Reino Unido que, según detallaba El País la semana pasada, ha recibido 10 millones de dosis fabricadas en territorio UE, pero no ha enviado hacia el mercado comunitario.

El mismo rotativo señala, sin embargo, que esta prohibición no proporcionaría tampoco un impulso significativo para los programas de los Estados miembros, según un informe de la empresa de análisis de datos de Airfinity. La investigación sugiere que las dosis de dentro del bloque solo permitirían acelerar la vacunación completa de todos los adultos de la UE "un poco más de una semana", tal como señala la publicación.

Agenda de la semana

Se espera que el primer ministro británico, Boris Johnson, –vacunado este viernes pasado con el AstraZeneca para contrarrestar rumores y falta de confianza con la vacuna– hable con sus homólogos europeos antes de la reunión del jueves. Según la agencia Press Association, Johnson ya habría hablado con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y también con el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el belga, Alexander De Croo, la semana pasada.

El secretario de defensa, Ben Wallace, ha dicho este domingo que la reputación de la UE estaba en juego, mientras que los 27 Estados miembros se preparan para tomar una decisión. "Si los contratos y los compromisos se rompen, es algo perjudicial para un bloque comercial que hace bandera del estado de derecho", detallaba en una entrevista en Sky News y recogía el periódico británico. "Es contraproducente porque lo único que sabemos sobre la producción y fabricación de vacunas es que es colaborativo". En este sentido, Wallace cree que la reputación de la UE podría quedar tocada.

Mientras tanto, Von der Leyen dijo la semana pasada que la UE está considerando todas las opciones, y que también estaba preparada para instaurar controles de emergencia.

Activación del artículo 122 de la UE

La tercera ola o incluso una posible cuarta ola marcan la agenda europea y su programa de vacunación, marcado por problemas de distribución y lentitud a la hora de vacunar en masa. El The Guardian constata que Francia y Alemania ya se habrían pronunciado en privado pero a favor de la aplicación del artículo 122 del tratado de la UE. La última vez que se aplicó fue en los años 70, con la crisis del petróleo. La aplicación de este artículo, permite a los 27 tomar medidas de emergencia para controlar la distribución de bienes esenciales.

Los dos retos del Reino Unido

Así, si finalmente se activa, el Reino Unido tendría que hacer frente a dos problemas principales. Por una parte, al problema de suministro en las instalaciones de AstraZeneca en la India, que según el rotativo hará retrasar dos semanas el ritmo de vacunación del país.

Y de la otra, esta posible imposición de exportación de las dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech, producida a Alemania y Bélgica, que provocaría retrasos significativos, y habría que esperar hasta el día 5 de agosto para que todos los adultos hubieran recibido, como mínimo, una primera dosis de la vacuna.

 

Imagen principal: debe viales de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca / Efe