La mayoría de expertos coinciden en el hecho de que para elaborar una vacuna para el coronavirus en condiciones hacen falta, por término medio, unos 10 o 15 años. En este sentido, hay que recordar que se tienen que pasar diferentes fases para que una vacuna sea segura. Las dos vacunas más avanzadas, fabricadas por Moderna y Pfizer, requieren dos dosis cada una. Moderna administra las dosis con 28 días de diferencia, mientras que Pfizer lo hace con 21.

Los investigadores que prueban las vacunas están esperando a ver como las personas se infectan con el virus y si menos personas que reciben la vacuna se infectan o se infectan menos respeto de aquellas a quienes se inyecta placebo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. (FDA) ha dejado claro esta semana que querrá datos de seguimiento durante dos meses después de que los voluntarios reciban la segunda dosis de vacuna para los ensayos clínicos. El objetivo es buscar, precisamente, esta seguridad y conocer cuáles podrían ser los efectos adversos.

¿Vacuna es sinónimo de normalidad?

Hoy por hoy, se calcula que podría haber hasta 170 proyectos de vacuna para el coronavirus. Los expertos, sin embargo, coinciden en que las vacunas necesitan, normalmente, unos dos años y tiempo para producirlas con ciertas garantías. Ahora bien, algunos creen que ya se podrá hablar de una vacuna 'segura' en un plazo de 12 o 18 meses. Las vacunas, hablando en lenguaje sencillo, enseñan a nuestro cuerpo como combatir el virus y le ayudan desarrollar anticuerpos.

Por lo tanto, tienen que garantizar seguridad y pasar una serie de filtros porque, para conseguir que nuestro cuerpo sepa como combatirlo, se le administra una pequeña cantidad y se hace en personas sanas. De esta manera, es importante que superen las tres fases y una cuarta posterior a la obtención de licencia.

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Una enfermera atiende a un trabajador asistencial para hacerse pruebas de Covid-19 en la calle, en los Países Bajos / Efe

Una vez se tenga una vacuna efectiva habrá que producir en grandes cantidades para que llegue a todo el mundo. Y es que para alcanzar la inmunidad de grupo hace falta que se vacune una parte importante de la población. Si la mayoría de la población no se vacuna, el virus se seguirá propagando. Las estimaciones sugieren que tendría que ser entre el 60% y el 70% de la población inmune para que pueda proporcionar inmunidad colectiva para interrumpir la propagación del virus.

Garantizar una vacuna para todo el mundo

En este sentido, el Banco Mundial anunció la semana pasada un plan de unos 12.000 mil millones de dólares –unos 10.250 millones de euros– que permitirá a los países con menos recursos comprar vacunas para el coronavirus para poder tratar hasta 2.000 millones de personas tan pronto como estén disponibles. La institución quiere garantizar que los países de ingresos más bajos no se queden fuera, y precisamente por este motivo está pidiendo a los miembros clave que den apoyo en este plan durante los próximos 12 o 18 meses.

Todo hace pensar que, entre los diferentes proyectos, la rapidez con la cual se está trabajando y una distribución que no se plantea fácil, el 'retorno a la normalidad' no será tan pronto como se querría.

Además, tal como recoge la BBC Mundo, la inmunidad natural parece que podría durar poco. Durante meses han circulado anuncios de posibles reinfecciones en diferentes sitios del mundo. Hoy, ya se sabe de primera mano que las personas que han superado el coronavirus se pueden volver a infectar. Una posible explicación sería, según se describe en este mismo artículo, que igual que otros coronavirus que infectan a humanos, la presencia de anticuerpos va desapareciendo gradualmente en el transcurso de unos pocos meses después de la infección.

Controlar la euforia

Las ganas, sin embargo, de conseguir una vacuna segura o tener una fecha para una vacuna en un horizonte próximo puede hacer que nos relajamos y en consecuencia dejamos de lado algunas de las medidas que hasta ahora se seguían, constatan los investigadores del King's College London Jose M. Jimenez Guardeño y Ana María Ortega-Prieto en el artículo.

Así, insisten en que tenemos que evitar caer en un exceso de confianza utilizar las mascarillas de manera correcta, lavarse las manos frecuentemente y mantener la distancia social.

 

Imagen principal: Una enfermera se prepara para hacer pruebas en la calle de Covid-19, a los Países Bajos / Efe