Manos-distancia-mascarilla. El lema se ha convertido en una constante para intentar frenar los contagios de coronavirus y mantenerlo a raya. Las mascarillas, pues son un elemento importante y, aunque al principio, no estaba claro si podría ayudar o no a contener la expansión del virus, hoy ya son de uso obligatorio en muchos países.

Ahora bien, a pesar de ser obligatoria hay gente que no la lleva de manera correcta, ya sea porque no saben como ponérsela o porque creen que no va con ellos. O quizás son escépticos con el virus o prefieren pasarlo o vivir ajenos. Sea como sea, en función de como una persona lleva la mascarilla se pueden extraer algunas conclusiones con respecto a su personalidad.

De esta manera, según un tuit que ha difundido la cuenta @EUwatch, los que la llevan bien puesta, tal como se recomienda llevarla son los que creen en la ciencia mientras que los que no la llevan son más bien negacionistas.

Hay personas, sin embargo, que hacen las cosas a medias. Es decir, se ponen la mascarilla mal o se la ponen pero solo un poquito. Como por ejemplo, los que sacan la nariz por encima. A aquellos la etiqueta que se les pone es la de no entender la ciencia. Finalmente, está la de los que creen en la magia, que son aquellos que la utilizan como un protector de barbilla, y se la ponen bajo la boca.

Las mascarillas y la inmunidad

Una de las razones por las cuales sería un aliciente llevar la mascarilla de manera correcta es que mascarillas podrían dar, inadvertidamente, inmunidad haciendo que se enferme menos por el virus, según han publicado varios académicos en una revista médica. Hace unos días, el diario británico The Telegraph, se hacía eco de un artículo publicado en la New England Journal of Medicine que insistía en esta teoría no probada, todo y que prometedora, que el uso de mascarillas podría ayudar a reducir la gravedad del virus y asegurar que una parte importante de las nuevas infecciones sean asintomáticas.

El artículo detalla que hay una evidencia creciente que la cantidad de virus a que una persona está expuesta al principio de la infección, la "dosis infecciosa" puede determinar la gravedad de su enfermedad. De hecho, un estudio publicado en The Lancet el mes pasado encontró que la "carga viral en el momento del diagnóstico" era un "predictor independiente de mortalidad" en pacientes hospitalarios. Por lo tanto, el uso de las mascarillas podría reducir la dosis infecciosa en la cual está expuesta una persona y por lo tanto el impacto de la enfermedad por su filtraje.

Empiezan a prohibir las mascarillas de tela

Mascarillas sí, pero no todas. País Vasco, Valencia, Salamanca y otras comunidades han empezado a prohibir y el uso de mascarilla de ropa en los hospitales y centros de salud. Algunos expertos habrían asegurado a El Independiente hace unos días que sería una decisión acertada ya que estos espacios son de alto riesgo de contagio y muchas de estas mascarillas no cumplen los requisitos necesarios de protección.

Entras las comunidades que están estudiando ahora la petición, según resalta lo mismo digital, son La Rioja o Canarias que pide una norma más genérica por la que sea obligatorio "llevar una mascarilla homologada en centros sanitarios".