Aunque, como es lógico, toda la atención sanitaria se está centrando aún en la pandemia del coronavirus y los rebrotes que se están produciendo, lo cierto es que el verano es un época propicia para una intoxicación alimentaria como la salmonelosis.

La salmonelosis está provocada por una bacteria, la Salmonella y su incidencia aumenta durante los meses de calor. Está presente en animales como las aves de corral, los cerdos, las vacas y en mascotas como los gatos, los perros, los pájaros y los reptiles como las tortugas.

El contagio se produce generalmente a través del consumo de alimentos contaminados de origen animal, principalmente huevos, carne, aves de corral y leche. Los síntomas de la enfermedad comienzan a manifestarse entre 6 y 72 horas después de ingerir la bacteria y la enfermedad dura entre 2 y 7 días. Generalmente, se trata de síntomas relativamente leves que desaparecen al cabo de unos días sin tratamiento específico. Sin embargo, en algunos casos, particularmente en niños pequeños y en ancianos, la deshidratación causada por la enfermedad puede ser grave.

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Aunque es cierto que en los países occidentales y, más concretamente en la UE, existe una control exhaustivo por parte de las instituciones en lo que se refiere a la cadena alimenticia de la conservación de los alimentos –desde la producción agrícola hasta la elaboración, fabricación y preparación de alimentos, principalmente en los establecimientos comerciales–, no está de más recordar una serie de medidas de precaución para evitar un posible contagio, sobre todo cuando se sale fuera de casa.

>Evitar siempre los lácteos crudos y tomarlos pasteurizados.

>Tener cuidado con los hielos porque a veces son foco de contagio. Asegurarse de que están hechos con agua potable.

>En casa, asegurarse de cocinar bien los alimentos. Fuera de casa, en bares y restaurantes, tomarlos mejor nada más servirlos. No dejarlos mucho tiempo al calor.

>Si se está en contacto con mascotas o animales de granja, desinfectarse bien las manos, bien sea con jabón o con una solución hidroalcohólica.

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>Lavar cuidadosamente las frutas y hortalizas, especialmente si se consumen de forma cruda. Y es más recomendable tomarlas peladas.

>Separar los alimentos cocidos y los crudos, porque pueden contaminarse entre ambos.

>Mantener los alimentos refrigerados en frío (con temperaturas inferiores a los 5º C).

>Revisar la temperatura del frigorífico. Nunca debería ser inferior a los 4º C. La del congelador es aconsejable que sea de -18º C.