No es ninguna novedad que las autoridades médicas recomienden que los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), también llamado colesterol malo, permanezcan por debajo de los 100 miligramos por decilitro (mg/dl) para conservar una buena salud. Este tipo de colesterol –si sus niveles son demasiado altos– puede adherirse a las arterias y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Pero acaba de publicarse un estudio un tanto sorprendente. Según una nueva investigación llevada a cabo por el Hospital Brigham and Women's de Boston y la Escuela de Medicina de Harvard las mujeres con niveles de LDL por debajo de 100 mg/dl tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus hemorrágico. Esta patología, menos común que el ictus isquémico, es más peligrosa para la persona que lo sufre.

En el estudio participaron 27.937 mujeres mayores de 45 años a quienes se le realizó un seguimiento de  sus niveles de colesterol LDL, HDL (o colesterol bueno) y triglicéridos durante 19 años. Los investigadores concluyeron que las mujeres con los niveles más bajos de colesterol LDL tenían más del doble de probabilidad de sufrir un ictus hemorrágico que aquellas con niveles altos.

En el estudio se encontró una asociación similar en relación con los niveles de triglicéridos. Las mujeres con los niveles más bajos de triglicéridos tenían un riesgo de ictus que era dos veces más alto que el de las mujeres con los niveles más altos de triglicéridos.  

Según los responsables del trabajo, “se debe controlar a las mujeres con colesterol LDL o triglicéridos muy bajos para detectar otros factores de riesgo de la apoplejía: hipertensión, obesidad, sedentarismo o el hecho de fumar”. Además, los científicos subrayan la necesidad de llevar a cabo una investigación adicional para determinar cómo disminuir el riesgo de ictus hemorrágico en mujeres con LDL y triglicéridos bajos.

Todo el mundo debería hacerse análisis periódicos para comprobar sus niveles de colesterol en sangre. La frecuencia con la que hay que realizarlos depende la edad y de ciertos factores de riesgo para la salud. Un adulto debe hacerse una revisión cada 4 años a partir de los 20 años. Los adultos con antecedentes familiares de enfermedad cardíaca o colesterol alto deberían hacerse análisis mucho más frecuentemente, al igual que los enfermos de diabetes, los individuos obesos o con sobrepeso, las personas inactivas, todos aquellos que sigan una dieta alta en grasas y los fumadores mayores de 55 años.