Barcelona acoge esta semana el 9.º Congreso Internacional de Pacientes OAFI, un punto de encuentro para expertos, profesionales sanitarios y pacientes con dolor crónico, con el objetivo de debatir y difundir las últimas novedades sobre el manejo del tabaquismo y su relación con la salud de las articulaciones y los huesos. El acontecimiento, organizado por la Fundación OAFI, se celebra los días 22 y 23 de octubre y cuenta con un programa extenso que combina ponencias científicas, testigos de pacientes y espacios de debate sobre política sanitaria y regulación del tabaco.

En el contexto español, donde más de nuevo millones de personas sufren dolor crónico, la incidencia del tabaquismo es especialmente relevante. Varios estudios apuntan que fumar puede acelerar la pérdida ósea y aumentar el riesgo de osteoporosis y otras patologías reumatológicas. En este sentido, el congreso pone el foco en como la reducción del consumo de tabaco puede contribuir a proteger la salud ósea y articular, así como en el papel de las políticas de reducción de daños y las alternativas al cigarrillo convencional.

Según José Luis Baquero, coordinador de RSC, Relaciones Institucionales y Acceso de la Fundación OAFI, “todos somos conscientes del daño del tabaco a nivel cardiovascular y pulmonar, pero no tanto del mal que causa a nivel del aparato óseo y locomotor”. En el ámbito clínico, asegura, “es un factor de riesgo tanto para desarrollar artrosis y osteoporosis como para controlar su evolución”. Por eso, añade, “no solo es importante para prevenir la enfermedad, sino también para evitar que progrese: dejar de fumar es clave”.

El rol del paciente y el testigo como motor de cambio

Uno de los elementos distintivos del congreso es la participación directa de pacientes que explican su experiencia con el dolor crónico y como el tabaquismo ha afectado su calidad de vida. Estas intervenciones aportan una perspectiva humana que complementa las presentaciones científicas sobre la fisiología del hueso, la articulación y el metabolismo asociado al consumo de tabaco.

Baquero lo resume así: “El más importante es no empezar a fumar. Es un hábito adictivo y que inevitablemente te hace daño. Pero si fumas, el mejor que puedes hacer es dejarlo. Esta es la batalla en que estamos inmersos”. Recuerda, además, que “la Organización Mundial de la Salud recomienda en los países facilitar instrumentos para ayudar a dejar de fumar”, y que en los casos en que no es posible, “hay que intentar reducir el daño; esto es el que proponemos desde OAFI”.

Los ponentes subrayan que el manejo activo del tabaquismo en pacientes con dolor crónico no es solo una cuestión de prevención, sino también de mejora de la calidad de vida y de respuesta a los tratamientos médicos. Esto incluye estrategias de apoyo en la cesación, el uso de alternativas menos nocivas y programas de reducción del riesgo adaptados a cada paciente.

Políticas de reducción de daños: experiencias internacionales

El congreso también se enmarca en un contexto global donde varios países ya han empezado a aplicar políticas de reducción de daños con productos alternativos al tabaco, como las bolsas de nicotina o los dispositivos de vapeo. Países como Suecia, Grecia y Portugal han desarrollado marcos reguladores que permiten un acceso controlado a estos productos, con el objetivo de disminuir el consumo de cigarrillos convencionales y minimizar los riesgos para la salud.

“Cuando hablamos de reducir daños, tenemos que pensar que el principal daño del pitillo tradicional es el humo”, explica Baquero. “El ideal es suprimir el hábito de fumar, pero tenemos que dar alternativas a quienes no puede dejarlo, tanto por él como por su entorno”. En este sentido, detalla que “tenemos alternativas sin humo que no producen tanto daño, como los cigarrillos electrónicos, los vapeadores, los parches o las bolsas de nicotina. Todos contienen nicotina, que no es exenta de riesgo, pero al menos no producen humo y el daño es mucho menor. Por eso decimos estrategias de reducción de daños”.

Como ejemplo, destaca el caso de Suecia, que considera “el paradigma europeo”. “Allá hace años que las grandes tabacaleres apostaron por el snus, y esto ha hecho que el consumo de cigarrillos de combustión caiga enormemente y, con él, la incidencia de enfermedades asociadas al tabaco”, explica. “Además, en Suecia está más grabado comprar un cigarrillo de combustión que cualquier otro producto alternativo. Así se favorece la transición hacia opciones menos nocivas”. También menciona casos similares en el Reino Unido o Nueva Zelanda, que han establecido estrategias basadas en la reducción del daño y han conseguido reducir las tasas de tabaquismo sin recurrir a la prohibición total.

Perspectivas y debate: la nueva ley antitabaco

Los debates del congreso también abordan el impacto de la nueva normativa antitabaco que se está debatiendo en España, especialmente en cuanto a los productos alternativos y su regulación diferenciada. Para Baquero, “el proyecto actual mujer la sensación que todos los elementos del tabaco están cortados por el mismo patrón, y esto es un error. No todo es el mismo ni todo hace el mismo mal”. Recuerda que “una revisión de Cochrane, una de las organizaciones independientes más respetadas, identifica como herramientas más efectivas para dejar de fumar tanto los fármacos como los cigarrillos electrónicos con nicotina”.

“Hay que estar en contra del tabaco y, sobre todo, evitar el inicio —asegura—, no quiero que mis hijos lo consuman de ninguno de las maneras. Pero en la hora de ayudar a deshabituarse, hay que ofrecer alternativas seguras y basadas en la evidencia.”

Hacia un enfoque global e integrado

El 9.º Congreso Internacional de Pacientes OAFI evidencia que la lucha contra el tabaquismo en pacientes con dolor crónico requiere un enfoque multidisciplinario, combinando medicina, nutrición, apoyo psicológico y regulación efectiva. El objetivo está claro: mejorar la salud ósea y articular, reducir el dolor y minimizar el riesgo asociado al consumo de tabaco, respetando los criterios de seguridad y protección de los más vulnerables. Las jornadas en Barcelona muestran que el debate científico y clínico puede convivir con la experiencia de los pacientes, y que esta interacción ayuda a definir políticas más ajustadas a la realidad y más efectivas. La reducción de daños, concluye Baquero, “no es solo una cuestión de regulación, sino también un objetivo clínico y social compartido”.